“Estuve a un metro de la muerte”, dice víctima del colapso del Tren Interurbano

Israel Villa estuvo a un metro de la muerte

Israel Villa, mecánico de oficio y su padre, se encontraban trabajando en la Calzada Minas de Arena, Álvaro Obregón, el martes 16 de enero cuando una explosión retumbó en el aire.

Enseguida escucharon crujir el metal y concreto. Una estructura del Tren Interurbano México-Toluca se desplomó impactando muy cerca de Israel y su padre.

«Estuve a un metro de la muerte, pero las autoridades sólo vinieron a levantar los escombros», relata Villa con enojo.

«Mis amigos corrieron para saber si yo me encontraba bien. Al principio así era. Solo algo me golpeó la cabeza, pero no hubo sangre ni nada”, recuerda.

Más tarde, asegura, aparecieron las secuelas físicas y mentales. «Más tarde me dolía la espalda, la cabeza. Además, no dejaba de escuchar el ruido en mi cabeza”.

Mientras las autoridades asumieron que todos los afectados tienen seguro de gastos médicos y pasaron por alto la magnitud del desastre.

«Ellos dieron por hecho que yo tenía seguro, pero si algo me sucedía ¿Quién me iba a ayudar? No es lo mismo morir por un desastre natural, que morir por que alguien no ha hecho su trabajo o por que se le hizo fácil utilizar la maquinaria incorrecta», repcoha el vecino de Álvaro Obregón.

Tren de la corrupción

En diciembre de 2012, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, se anunció la construcción del tren Interurbano México-Toluca. Sin embargo, no fue sino hasta julio de 2014 cuando las maquinarias finalmente se pusieron en marcha.

Su apertura estaba destinada para 2017. El plazo se cumplió, pero la entrega no sucedió.

Los costos aumentaron y el presupuesto de acabó. A tal grado que hoy en día se han triplicado. El gasto va en 110 mil millones de pesos, 72 mil millones de pesos más de lo que se había proyectado.

Finalmente, el 15 de septiembre de 2023, se inauguró la primera etapa, conectando Zinacantepec con Lerma. Un recorrido de apenas 16 minutos, según los datos oficiales.

El accidente

El accidente fue causado por el uso de una grúa inadecuada para el peso del bloque de concreto, según el reporte del Gobierno de la Ciudad de México.

Los testigos del percance aseguran que esta falla es muestra de la falta de supervisión y control en la obra por parte del gobierno de Martí Batres.

«Es como si yo usara un gato hidráulico de dos toneladas para cargar un vehículo de 5», compara Villa, señalando la negligencia en el uso de la maquinaria.

Comenta que a pesar de la llegada de bomberos, policía y protección civil, se han centrado en la remoción de escombros y no se han evaluado de forma correcta las estructuras de las zonas aledañas.

«El impacto cimbró la tierra. Las personas de allá arriba lo sintieron, también las personas de allá enfrente. Nadie sabe con certeza si las estructuras están dañadas. Las personas de protección civil no revisaron las casas, ni los comercios. Sólo se pararon en la calle a decir que todo estaba bien», afirma Israel Villa.

Hoy el taller de mecánica de Villa se encuentra cerrado por el siniestro y no sabe cuándo volverá a trabajar, lo que representa no un golpe a su economía diaria.

Las autoridades aún no han proporcionado respuestas claras sobre la remoción de la estructura ni han ofrecido ayuda a los comerciantes afectados.

En tanto las promesas de pronta solución se multiplican, la realidad indica que el camino hacia la normalidad será largo.

Hoy el señor Israel agradece a Dios estar sano pero, añade, “eso no me quita lo encabronado con las autoridades”.

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