Las iglesias son clave en la búsqueda de paz en Michoacán. La jerarquía católica, el Consejo Interreligioso, empresarios, organizaciones, colegios de profesionales y universidades lanzaron un SOS por Michoacán ante la ola de violencia creada por grupos del crimen organizado.
La visita del nuncio Franco Coppola como mensajero de paz en abril pasado a Aguililla, Michoacán. no ha dado los frutos esperados.
Pese al empeño de la Iglesia Católica en coordinación con los sectores de la sociedad para buscar la paz.
Ante esa difícil situación, los obispos de Michoacán, representantes de iglesias evangélicas y de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Díaz (mormones) han unido esfuerzos para apoyar a la población.
El pasado viernes más de 100 organizaciones, entre estás la Arquidiócesis de Morelia, y las diócesis de Apatzingán, Zamora, Lázaro Cárdenas, Tacámbaro y el Consejo Interreligioso, enviaron una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador.
En ésta detallaron que en “la entidad hay angustia, desesperación e impotencia, la escalada de la violencia se acentúa dramáticamente en la región de tierra caliente y costa sierra en los municipios de Aguililla, Buenavista, Coalcomán y con mayor intensidad Tepalcatepec”.
El mensaje es similar a la carta enviada con el nuncio apostólico.
Y no están dispuestos a tolerar más la extorsión de que son víctimas de los grupos delincuenciales que les impiden el libre tránsito.
Los grupos cobran cuotas por dejar pasar a la población y ante esa situación se ven obligados en abandonar sus casas, negocios, parcelas, ganado y cultivos.
Las iglesias son clave en la búsqueda de paz en Michoacán
Por lo que manifestaron su respaldo a las decisiones de los tres órdenes de gobierno y los tres Poderes, en materia de seguridad y justicia, para que actúen de manera coordinada en la contención de la violencia.
Un día después, las cinco diócesis de Michoacán emitieron un comunicado en el que convocan a una oración por la paz el próximo domingo en todo el estado.
Y acogieron las propuestas del arzobispo Carlos Garfias de Morelia, quien se recupera de la COVID-19.
En su paso por la Arquidiócesis de Acapulco aplicó una estrategia y se pretende que los obispos la repliquen en las zonas conflictivas.
Entre estas acciones se encuentra el atender a las víctimas de las violencias como son la Centros de Escucha y Centros contra las adicciones.
Además de trabajar en las zonas de Aguililla y Coacolmán con liturgias por la paz, mediaciones y acciones sociales.
También emprenderán iniciativas de educación para la paz entre jóvenes, niños y niñas y adultos.
Demandaron encausar el conflicto armado por medio de diálogo y no militarización o intervención como varios actores lo solicitan.
La construcción de corredores de paz para libre tránsito. Asegurar que las poblaciones puedan acceder a movilidad para salud, educación y trabajo.
Asimismo, se propone atender a la población desplazada con apoyos de víveres y otros materiales.
Y facilitar la salida de gente que está en medio del conflicto e impulsar una estrategia de generación de condiciones mínimas de seguridad para activar las economías locales.
A quienes practican la violencia los obispos les piden lo siguiente:
«Abandonar los medios violentos para lograr sus metas. Nunca será justificable la muerte, ni los ataques a inocentes…Todavía pueden cambiar si quieren. ¡Arrepiéntanse y cambien de vida! Nosotros acompañaremos ese camino”.
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