En busca de alternativas saludables y deliciosas, deshidratar frutas en casa se ha convertido en una opción popular.
Descubre cómo lograrlo con éxito, conservando esos nutrientes esenciales.
Para comenzar, la clave está en preparar adecuadamente la fruta.
Lávala a conciencia y corta rebanadas finas para facilitar el proceso de deshidratación, sin importar el método que elijas.
Deshidratar con el sol es una opción, pero el control ambiental es crucial.
Coloca la fruta en rejillas cubiertas con gasa para permitir el paso de la luz solar.
Vigila atentamente y protege tu preparación de posibles visitantes no deseados.
En pocas horas, disfrutarás de tu fruta deshidratada.
Si prefieres el horno, ajusta la temperatura a 45° o 50° grados y deja la puerta semiabierta para eliminar la humedad.
Voltea las rebanadas cada 30 minutos para una deshidratación uniforme.
Después de tres o cuatro horas, tu fruta estará lista para saborear.
Si optas por un deshidratador eléctrico, sigue las indicaciones del electrodoméstico.
Aunque el proceso puede ser largo, al final, podrás guardar tu fruta deshidratada en un recipiente hermético.
Almacénalo en un lugar fresco y seco para asegurar una duración prolongada de tus frutas preparadas.
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