Niñez de Iztapalapa, herederos de Semana Santa

Ciudad de México.-A pleno rayo de sol en nombre el presidente del Comité organizador de Semana Santa en Iztapalapa, Miguel Ángel Morales Learrauni, un pequeño asumió la responsabilidad de su generación de continuar con la realización de la celebración de la Sema Mayor.

 

“ Asumimos la responsabilidad de resguardarte y ser herederos de esta Representación de Semana Santa en Iztapalapa (…) la responsabilidad y el compromiso de trabajar a favor de esta tradición año con año y mantenerla viva en los corazones de los iztapalapenses y del mundo “, dijo el pequeño de 10 años de edad, Santiago Gabriel Acevedo Romero. 

 

Luego de ser revelada la placa conmemorativa por la 175 representación de La Pasión de Cristo, se realizó el pase de lista a los difuntos que participaron en una de las escenificaciones,donde por cada nombre se guardó un momento de silencio.

 

Así inició el acto del jueves Santo, en el que se efectuó el recorrido por los ocho barrios de la demarcación: San Lucas, San Pablo, San Pedro, San José, Asunción, Santa Bárbara, San Ignacio y San Miguel.

 

No obstante, de los 167 personajes oficiales que forman parte de la obra y realizan el viacrucis, los niños son los que destacan al participar, estén o no registrados como parte de la obra.

 

Pequeños con huaraches y vestuario colorido, otros más descalzos y sin ningún tipo de vestimenta que asemeja algún personaje, se unen al viacrucis sin ninguna distinción. Aplica el dicho de "la edad no importa“, para ellos sobresale la devoción religiosa y la tradición.

 

El hebreo y el borrego

 

Omar Pineda, de 11 años y originario de uno de los barrios de la demarcación, representa en esta ocasión a un hebreo con un borrego, uno de los personajes simbólicos en esta obra.

 

“Me gustó participar, y desde que lo vi en la televisión quise estar aquí “, asegura el infante.

 

En 2015 Omar fue un nazareno, pero desde el año pasado le concedieron el papel de hebreo.

 

El hebreo con el borrego representaría, la sangre derramada por inocentes, misma que el pueblo hebreo evitaría que se derramara al sacrificar el cordero, explicó Alejandra Morales, madre del pequeño.

 

Aunque significa una satisfacción particular participar en Semana Santa en esta representación,  también conlleva una gran inversión económica.

 

En el caso del personaje de hebreo, el cordero tuvo un costo de tres mil pesos para la familia Morales, además de la caracterización del actor.

 

-¿Por qué invertir en la compra de este tipo de elementos de la obra, qué frutos espera?

 

“No cobra frutos, uno lo hace por tradición y para seguir apoyando la realización de la obra “, asegura Alejandra con una alegría en sus ojos al observar a su hijo.

 

El niño que ayuda en la cruz

 

Con tan sólo 9 años de edad, Leonardo Ariel Perales del barrio de San Miguel, representa al pequeño que acompaña a Simón Cirineo, uno de los personajes emblemáticos que en recorrido de las caída, ayuda al personaje principal, Jesús, a cargar la cruz.

 

Es la tercer ocasión que Ariel participa en Semana Santa, ha representado al niño del agua, quien le ofrece a Jesús agua en la cruz, y como un niño nazareno,  al pedir a Jesús la enseñanza de Juan el Bautista.

 

Pese a sufrir algunas cortadas en los pies, y al ser atendido por elementos de Cruz Roja, el pequeño asegura que le gusta mucho participar en la obra.

 

“Me he preparado en los ensayos y he asistido a misa”, expresó en una parada rumbo al santuario del Señor de la Cuevita, lugar donde el elenco arriba en procesión para recibir la bendición del sacerdote.

 

“Quisiera representar a Jesús en algún momento, pero antes de eso llegar a ser un discípulo”, señala Ariel.

 

El soldado del clarín

La mayoría de los infantes que participan en la obra, empiezan desde pequeños porque quieren llegar a escenificar a Jesús, explica un soldado judío representado por Ronaldo de 11 años.

 

“Me gustó salir por la tradición y lo bonito que es estar aquí. Me gusta tocar el clarín”.

 

Desde los cinco Ronaldo ha participado en el viacrucis, a pesar de no tener papel asistió cada año para recorrer las caídas.

 

Esta vez se encuentra más emocionado por ser parte de los que realizan la música, le gusta tocar en la banda.

 

Más de dos meses se preparó en compañía del equipo sonoro de la obra, el clarinete no tuvo que aprenderlo en este período, pues su padre, quien también participa en la obra le transmitió el gusto por la música.

 

Miguel Ángel Hernández Cano, padre del soldado judío, explica que tocar el clarín es complejo, al ser  “un instrumento muy celoso “, que necesita tiempo para dominarse y mucho más si es para la representación.

 

“Preservar la tradición de las personas de antes”, esa es la motivación de Miguel, quien desde enero ensayó cotidianamente con sus compañeros de banda Sonora.

 

Alrededor de tres mil pesos es lo que tiene que costear el señor Hernández, esto se suma al caballo que tiene que comprar para personificar a un soldado judío.

 

Dicho costo se suma a los dos mil quinientos pesos que tiene que invertir para su vestimenta y el de su hijo; más de 10 mil pesos de ambos, más el clarín y el cuidado del animal que lo transporta.

 

Pese a ello, no importa, “lo vale”, por disfrutar el día y la tradición con su hijo, uno de los cientos de niños que heredan la responsabilidad de continuar con la tradición de Semana Santa.

 

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