Bartlett, la provocación confiscatoria

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Bartlett, la provocación confiscatoria. Los esfuerzos de diputados, funcionarios y operadores de la 4T por tratar de presentar a la iniciativa de reforma energética como un planteamiento razonable, saltaron por los aires por los deseos y confiscatorios de Manuel Bartlett, cuando señaló que ninguna de las empresas que eventualmente resulten afectadas, será indemnizada.

El director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), no contento con ello, amenazó a los empresarios:

“No les conviene ir a pleito”, les dijo con la arrogancia que lo característica.

El desliz de Bartlett es grave, porque muestra las pulsaciones confiscatorias en algunas de las corrientes del morenismo.

Pero sobre todo porque da cuenta de un desprecio por legalidad y las seguridades jurídicas que deben imperar en un Estado democrático.

Los prontos de Bartlett son solo eso, porque México sigue siendo un Estado de Derecho, donde existen recursos para enfrentar las arbitrariedades.

En primer lugar, es cada día más difícil que la iniciativa que envió el presidente Andrés Manuel López Obrador, a la Cámara de Diputados, se apruebe en sus términos.

Pero si alguno de sus planteamientos se tradujera en ley, esto no implica que los afectos se queden sin derechos.

Es algo similar a lo que ocurrió con la cancelación de las obras del Aeropuerto Internacional de Texcoco.

Se tuvo que negociar con los contratistas y donde se van a tener que seguir pagando los bonos, con los que se financiaría el proyecto, a lo largo de los próximos años.

En el caso de las empresas de electricidad privadas, si se cambiaran las reglas del juego, estarían en su derecho de recurrir a los tribunales dentro y fuera del país.

Bartlett, la provocación confiscatoria

Citibanamex calculó en 85 mil millones de dólares los daños potenciales y las compensaciones a los privados.

Además de la pérdida del grado de inversión.

Todo ello porque lo que provocaría la reforma es una menor competencia, mayores costos para la generación y distribución de la electricidad.

Conviene recordar que el proceso de expropiación petrolera respondió a la negativa de las compañías privadas para cumplir con laudos.

Eso fue lo que motivo la acción del presidente Lázaro Cárdenas.

Es decir, uno de los momentos culminantes del nacionalismo, estuvo envuelto en motivaciones legales.

Y donde se cumplió con las indemnizaciones para las empresas que pasaron al control del poder público.

Lo que pretende Bartlett sería un robo, descarado y a cielo abierto. No ocurrirá.


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