¿Y dónde está la Guardia Nacional?

Ciudad de México.- En 12 años y dos campañas electorales, se le escuchó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pregonar en territorio nacional la condena por el uso de personal de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y Marina Armada de México (Semar) en el combate a la incidencia delictiva, crimen organizado y cárteles de la droga, porque no son lo mismo.

No lo ha hecho, sino al contrario vía una “chicanada’’ y complicidad de sus huestes en las Cámaras de Senadores y Diputados, desapareció una estructura que comenzó a forjarse en el sexenio zedillista como la Policía Federal Preventiva (PFP), también compuesta igualmente con infantes de marina y soldados, él si militarizó la prevención federal.

Luego de dos sexenios de panistas en el país, el ilustre e ínclito, Genaro García Luna en la PFP, ahora preso y acusado en Estados Unidos de servir a los cárteles de la droga, antes a su pasó por la extinta Procuraduría General de la República (PGR), desapareció a la Policía Judicial Federal (PJF) y creó la Agencia Federal de Investigación (AFI). ¿Recuerdan?

Al menos en esos 12 años, se fue creando una infraestructura y llegando personal civil, aunque los mandos altos fueran cómplices de García Luna, tenían un rostro, fusionó la AFI con la PFP y nació la Policía Federal, que López Obrador eliminó sin más, dejando en la orfandad a 37,000 elementos.

¿Cómo lo hizo? Modificó el artículo 21 constitucional con la “chicanada’’ de Morena que no es más que obstaculizar y manipular las leyes, el Presidente de los “otros datos’’, “abrazos no balazos’’ o de que el COVID-19 “no hace nada…’’, tampoco cumplió con regresar a los militares a sus cuarteles como tanto chachalaqueo en dos campañas seguidas.

En esa nueva realidad, el Presidente apostó en tiempos, que nunca se le dan ni a él ni a sus funcionarios, sino vean como va la “aplanada’’ y los “picos’’ de coronavirus, prometió en un transitorio se tendría un diagnóstico y un programa para el fortalecimiento de los cuerpos policiacos estatales y municipales.

El plazo era en septiembre de 2019, la delincuencia se elevó, la letalidad de los cárteles y escalada de violencia también y la famosa Guardia Nacional, integrada principalmente por las policías Militar y Naval, nada más no cuaja, se habrá hecho mal la preparación, faltó grenetina, agua u otro líquido, aunque pueden ser falta de huevos. ¿Quéno?

Se le otorgó un presupuesto de 29 mil millones de pesos, pero no se conoce que haya alguna plaza de civil en esa corporación, que se ha dado a conocer por no hacer nada, volcar sus unidades, ser sometidos por los malandros y claro, esos son otros datos, todo su personal proviene de Sedena o Semar.

Entonces se observa difícil, que, en los próximos cuatro años, tras los 24 meses de “arduo’’ trabajo desempeñado por el presidente López Obrador y su Gabinetazo, los verdes y blancos regresen a sus cuarteles, porque según el titular de la Guardia Nacional, Alfonso Durazo, para junio de este año se tendría una fuerza de 110 mil elementos.

Lo que no se puede prever ni con el futurismo de Walter Mercado o Madame Sassu.

COMMODATO

La celada a la que fue sometido el director de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, por presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), dejó un espectáculo de vergüenza en algunos medios de comunicación, que se apresuraron en conjeturas.

Conductores y comentaristas abrogándose haber sido los primeros en dar a conocer el hecho o porque falló el atentado, por un blindaje “7’’ cuando era “5’’. Madre Santa, esos me recuerdan a los que se dicen “reporteros investigadores’’, pleonasmo total. 

La naturaleza del reportero es investigar, cotejar, llevar algo veraz, que no la verdad. Qué pena, esos no son más que unos especuleros.

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