La oposición mexicana en el Potomac

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La oposición mexicana en el Potomac. El crimen organizado participó en la pasada elección y sobre todo lo hizo en Sinaloa y en Michoacán.

Cargó los dados. Hay múltiples testimonios al respecto, aunque no denuncias ante las autoridades competentes.

Para los priistas sinaloenses las cosas se complicaron.

Varios de sus operadores fueron “levantados” para que no estuvieran presentes el domingo electoral.

En Michoacán, comerciantes fueron obligados a acudir a las urnas, tomar la foto de las boletas, cruzadas por Morena, y enseñárselas a los bandidos para poder abrir sus locales.

Un denominador común es que nadie quiere denunciar y no hay modo de culparlos.

Acudir a las autoridades ministeriales es una pérdida de tiempo, en la mayoría de los casos, y una verdadera temeridad en no pocas ocasiones.

La Fiscalía General de la República (FGR) podría indagar lo ocurrido que, por su gravedad, no requiere de denuncia.

Sería una forma de dar certeza y tranquilidad a la ciudadanía.

No lo harán, no tienen ningún incentivo para seguir por esa ruta, aunque sea su obligación.

La oposición mexicana en el Potomac

Es un error, por supuesto, porque a quien más afecta es al gobierno de la República, ya que se esparce una nube de duda sobre lo ocurrido en una elección que, en términos generales, se desarrolló dentro de la normalidad y la legalidad.

Oposición en la OEA.

Una de las consecuencias de las dilaciones de la FGR es la denuncia que los dirigentes del PAN, PRI y PRD presentaron ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

Fueron a Washington y se reunieron con Luis Almagro, quien manifestó su preocupación, y no es para menos.

La imagen que está dando el país es penosa e inquietante.

Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano saben que no se logrará mucho tampoco ahí, pero están dejando testimonio y eso puede tener valor en el futuro.

¿Cuándo? En el momento en que sí se haga una indagatoria profesional, que tendrá que realizarse tarde o temprano, por cuestiones de seguridad y de gobernabilidad democrática.

Lo más probable es que los candidatos a las gubernaturas, los ganadores o los perdedores, no tengan nada que ver con el crimen organizado.

Pero ello no borra la inquietud sobre lo que los mafiosos exigirán luego de los servicios que prestaron.

Sobre todo hay que poner la lupa en el ámbito municipal, que es donde el crimen organizado captura a las autoridades con mayor facilidad.

Ese es el tema central y debiera ser una preocupación de todos, no solo de la oposición que se sintió maltratada, sino de quienes voltean la mirada porque creen, de modo muy ingenuo, que lo que ocurrió no tendrá consecuencias.


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