Factores del envejecimiento se encuentran en las variaciones genéticas.
Estas influyen en la rapidez con la que las personas envejecen.
Aunque los comportamientos y los eventos de la vida cambien pueden influir en la edad epigenética.
Y un factor a analizar es la exposición a infecciones.
Las investigaciones han revelado que la infección por el VIH, por ejemplo, acelera el envejecimiento y la muerte de las células inmunitarias.
Ahora sucede algo similar con la infección de SAR-CoV-2 que causa COVID-19.
También puede provocar inflamación crónica y envejecimiento biológico acelerado.
La explicación es que a medida que envejecemos tenemos mas posibilidades de tener altos marcadores inflamatorios en la sangre.
Así como en las enfermedades cardiovasculares, enfermedades renales, demencia, cáncer y otros problemas que se vuelven mas comunes con la edad.
Factores del envejecimiento
Ahora se coexiste con el estrés y también puede contribuir al envejecimiento acelerado.
Sobre todo cuando se experimenta por largos periodos de tiempo.
Incluso se relaciona con enfermedades cardiacas, diabetes y la propagación de cáncer.
Así como con otras enfermedades crónicas y las respuestas fisiológicas pueden empezar jóvenes.
El envejecimiento ya se encuentra en los niños de entornos socioeconómicos pobres.
Se ha detectado que se someten a la pubertad antes que, a entornos mas ricos.
La pubertad temprana se ha asociado con una variedad de problemas de salud y una vida útil más corta.
En la adultez temprana la exposición a traumas y afeccionescomo trastorno de estrés postraumático puede comenzar a aparecer en forma de enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Aún no esta claro como influye directamente el estrés en acelerar el envejecimiento, pero algunas investigaciones han vinculado el estrés crónico con una longitud de telómeros más corta.
Telómeros
Esto parece probable porque los niveles elevados de la hormona del cortisol promueven vías dañinas para los telomeros, especialmente durante años o décadas.
También se ha dado información de que mujeres premenopáusicas con los niveles más altos de estrés percibido tenían telómeros lo suficientemente cortos como para representar al menos una década de envejecimiento excesivo en comparación con las mujeres que informaron bajos niveles de estrés.
Un estudio en San Francisco incluyó 16 años de datos de más de 4,500 personas y se encontraron eventos adversos en la infancia, como la exposición prenatal al estrés materno y las repetidas experiencias de abuso, llevaron a un acortamiento más rápido de los telómeros en la edad adulta.
Cada evento adverso aumento el riesgo de tener telómeros cortos en un 11%.
Los telómeros acortados dificultan la capacidad del cuerpo para reparar el daño.
Poniendo esto en contexto de COVID-19, el estrés crónico implacable puede acelerar aún más el proceso de envejecimiento.
Esto conduciría a una disminución de la resiliencia.
El consumo de alcohol y la mala nutrición, lo que sugiere es que la interacción entre el estrés y el comportamiento es lo que influye en los procesos biológicos.
Ahora el confinamiento generó estrés por el aislamiento, el desempleo y el temor a infectarse en cualquier momento.
Eso aunado a poca actividad de ejercicio generó descontrol metabólico como sobrepeso, obesidad y mala alimentación.
Además de depresión ansiedad, deterioro cognitivo, presión arterial alta y enfermedades cardiacas como muerte prematura, así como envejecimiento acelerado.
Es por ello, que para prevenir los factores del envejecimiento ahora es fundamental la alimentación sana y la reactivación física para gestionar el estrés.
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