El arte latinoamericano está de luto por la muerte de Botero.

El arte latinoamericano está de luto por la muerte de Botero.

El arte latinoamericano se viste de luto al conocer la partida de uno de sus exponentes, Fernando Botero, a la edad de 91 años. 

El pintor y escultor, reconocido por sus figuras voluminosas, falleció en su residencia en el Principado de Mónaco a las 9 de la mañana, hora local.

La causa de su muerte se atribuye a afecciones respiratorias que lo aquejaron durante la última semana de su vida.

Botero, quien padecía de párkinson desde varios años, luchó contra una pulmonía que le dificultó la respiración en sus últimos días.

Según su hija, Lina Botero, el deterioro de su salud se vio agravado por la pérdida de su esposa, Sophia Vari, quien falleció a causa de un cáncer en mayo de este año.

La partida de su musa y compañera de 48 años de matrimonio fue un duro golpe emocional para el artista.

A pesar de los desafíos de su enfermedad, Botero nunca dejó de crear.

Continuó trabajando en su taller, produciendo acuarelas hasta sus últimos días.

 

La trayectoria de Fernando Botero y sus obras emblemáticas

Fernando Botero, nacido en Medellín en 1932, se destacó como uno de los más importantes artistas latinoamericanos del siglo XX.

A lo largo de su prolífica carrera, creó más de 3,000 pinturas y 300 esculturas.

Su estilo único, caracterizado por figuras robustas y voluminosas, lo convirtió en un referente del arte contemporáneo.

Sus obras se pueden apreciar en museos y espacios públicos de todo el mundo, desde París y Venecia hasta Bogotá, Shanghái y Singapur.

Desde una temprana edad, Botero demostró su talento artístico, participando como ilustrador en el diario El Colombiano en su adolescencia y vendiendo sus dibujos en la plaza de toros de Bogotá a los 15 años.

Su carrera lo llevó a la Real Academia de Arte de San Fernando en Madrid, donde dejó una huella en la escena artística internacional.

Además de su contribución al mundo del arte, Botero se destacó por su pasión por la tauromaquia, presentando la exposición «La Corrida» en 1992 y defendiendo esta tradición española.

A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y reconocimientos, incluyendo el premio Guggenheim International en 1957, la Orden de Andrés Bello en 1976, la Cruz de Plata de la Orden Boyacá en 1977, y la Legión de Honor francesa en 2002, entre otros.

La partida de Fernando Botero deja un vacío en el mundo del arte y en el corazón de quienes admiraban su talento y creatividad.

 

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