Armas de guerra. Estamos en una guerra y el enemigo tiene acceso ilimitado a armas de alto calibre.
Lamentablemente, el liderazgo de la 4T no asume las consecuencias del hecho; dilapidan su tiempo, obsesionados por lo que harán si obtienen el cargo.
El martes 24 de mayo hubo una masacre en Texas que sacudió al mundo.
Un joven estrenó un rifle de asalto comprado por internet destrozando, con balas expansivas, los cuerpos de 19 niños de entre 8 y 11 años y de dos maestras.
La mayoría de las víctimas eran de origen mexicano.
Ese mismo día hubo 118 homicidios en México y los verdugos utilizaron, sobre todo, rifles de asalto contrabandeados de Estados Unidos.
México y Estados Unidos padecen las consecuencias de una oferta desenfrenada de armas de fuego.
El presidente estadounidense lo asume; dio una conferencia sobre la masacre, se trasladó a Texas a dar el pésame a los deudos y se lanzó contra la falta de controles en la venta de armas.
El mandatario mexicano mostró, una vez más, su bloqueo emocional hacia las víctimas, su incapacidad para ponerse en el lugar de los dolientes.
Ignoró en sus redes sociales la matanza en Texas y trasladó la indiferencia a la mañanera del día siguiente.
Armas de guerra
Dedicó los primeros 53 minutos a fustigar medios, criticar a Twitter por sus cuentas falsas y condenar a Washington por no haber invitado a la Cumbre de las Américas a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Cuando Diana Benítez de El Financiero le preguntó sobre la reunión, aprovechó para improvisar unas palabras de simpatía.
Le repreguntaron, obvio, sobre la proliferación de armas en Estados Unidos y México y capoteó la pregunta con un timorato “no quiero tratar ahora ese tema porque pues está todavía el duelo”.
La determinación con la cual confronta a Washington por no invitar a Cuba y la dureza de su maltrato hacia quienes critican su decisión de traer a 500 galenos cubanos, no se traslada a una condena a los fabricantes de armas estadounidenses que su gobierno tiene demandados desde agosto de 2021 por la negligencia con la cual venden las armas de guerra. Resulta incoherente e incongruente.
Su actitud enmarca la disputa por la candidatura de Morena a la presidencia.
Disputa presidencial
El día de la masacre, Marcelo Ebrard fue el único aspirante que usó las redes sociales para compartir su pesadumbre, enviar palabras de aliento y reivindicar la demanda interpuesta en Boston por el gobierno de México contra los traficantes de armas.
Sus competidoresse tardaron en reaccionar.
Ricardo Monreal se demoró dos días en publicar una columna periodística en la cual se solidarizó con las familias afectadas y se pronunció por la “regulación de armas” en el país vecino.
Claudia Sheinbaum se tomó tres días para incluir una frase en un tuit; y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández andaba ocupado arengando electores y amenazando opositores.
Lo más revelador es que, tal vez alentados por el desinterés presidencial, ninguno de los tres mencionó la demanda.
Fuentes bien informadas me comentan que el silencio nace por tratarse de una iniciativa de Ebrard.
Un desdén absurdo porque el contrabando de armas de guerra es una de las causas de la mortandad que padecemos.
Es un litigio que debe apoyarse porque conviene a la paz, porque sí está influyendo en el debate estadounidense y porque podría hacerlo también, en el juez federal que está a punto de decidir si acepta la demanda.
Se entiende que quienes aspiran a la nominación de Morena se muevan con cautela cuando opinan sobre la estrategia de seguridad presidencial fallida y suicida.
Sin embargo, resulta infantil y mezquina su indiferencia a los logros del otro.
Hoy respaldo la demanda impulsada por Ebrard, en otras ocasiones he alabado la mejoría en la seguridad de la capital gobernada por Sheinbaum o la apertura de Monreal, quien acepta las deficiencias de la estrategia de seguridad.
Cuando el secretario de Gobernación haga algo en ese terreno habrá que apoyarlo.
Alto al contrabando
México está en guerra y una de las prioridades es reducir el costo en vidas, para ello, debemos cercenar la avalancha de instrumentos bélicos que llegan a los criminales.
Es lamentable que los precandidatos de Morena solo piensen en el cargo y en las palmadas presidenciales.
Necesitamos políticos que den prioridad a las víctimas y eso supone frenar el contrabando de armas de guerra.
Colaboró Dulce Alicia Torres Hernández
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