Terminó la telenovela Scherer

La reforma eléctrica podría acabar con el PRI

Terminó la telenovela de Julio Scherer con su renuncia a la Consejería Jurídica y así concluyó una relación laboral de años con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El martes corrió la versión de su salida y el miércoles el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, lo negó. “Son solo rumores de los medios”, señaló.

Scherer fue un personaje esencial en los primeros tres años del gobierno actual, donde fungió como operador político.

Sin embargo, decidió hacerse a un lado, aunque la cercanía con el mandatario mexicano continúa.

Fue pieza clave en las reformas que impulsó el Presidente en la primera mitad de su sexenio.

Cabildeó con legisladores, gobernadores e, incluso, al interior del partido gobernante para que salieran adelante.

Acompañó al presidente desde el gobierno del Distrito Federal y en las tres campañas presidenciales del tabasqueño.

Terminó la telenovela Scherer

Era de los muy pocos personajes que no se reservaba para decirle al mandatario lo que pensaba, porque goza de la confianza presidencial.

Con la salida de Scherer, muchos actores políticos y del Poder Judicial, quedarán huérfanos, pues tenían su apoyo.

Otros, como la presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, Olga Sánchez Cordero, seguramente destaparon una botella de vino para celebrarlo.

La llegada de Adán Augusto López a la Secretaría de Gobernación modificó el tablero político.

A partir de su arribo a Bucareli, esa dependencia retomó las negociaciones para las reformas pendientes del Presidente, tareas que antes hizo Scherer.

Operación desde Bucareli 

No será sencillo convencer a la oposición de aprobar los cambios constitucionales que se pretenden para la segunda mitad del sexenio.

Menos cuando ayer López Obrador arremetió contra el nuevo coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira.

El tabasqueño que ahora opera desde Bucareli tendrá que trabajar horas extras si no quiere sentir el desprecio de López Obrador.

El Presidente es intolerante cuando no logra lo que se propone y hace pública su frustración.

Scherer y Adán Augusto tienen estilos distintos. El primerotiene oficio político y contaba con la confianza para tomar decisiones.

El segundo deberá demostrar que es capaz de convencer a los opositores para sacar adelante las reformas lopezobradoristas. Hasta ahora se desconocen sus dotes políticos.

En los próximos meses veremos si Adán Augusto ofrece resultados positivos al presidente o fracasa en las negociaciones.


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