Ciudad de México.- A menos de 15 días de la elección del 1 de julio, Claudia Sheinbaum luce serena, confiada de ganar la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
En un pequeño jardín de su casa de campaña, ubicada en Benito Juárez, la abanderada de la coalición Juntos Haremos Historia, que conforman los partidos Morena, PT, PES, es enfática al decir a CDMX TV que no visualiza la derrota.
Asegura que no está obsesionada con la “parafernalia” del poder y, por ello, no habla de aspiraciones presidenciales, aún sabiendo que la Jefatura de Gobierno la haría aspirante natural a la Presidencia de la República en 2024.
Sheinbaum, una mujer soltera, madre de dos hijos que hoy vive sola, se dice concentrada en gobernar para el bien de la Ciudad, porque no busca el poder por el poder.
Aunque no cree en Dios, afirma que en su gobierno habrá libertad de credo y respeto al Estado laico. Eso sí, siempre lleva en las muñecas unas pulseras que le traen buenas vibras.
Adelanta que tendrá autonomía para definir su gabinete y no permitirá que la depreden las tribus de Morena.
Dice que de llegar a la Jefatura de Gobierno, no emprenderá una cacería de brujas contra sus adversarios políticos, a pesar de que Morena se queja de continuas violaciones al proceso electoral por parte de su contrincante Alejandra Barrales y de los partidos que la postulan.
La morenista añade que después del 1 de julio buscará reconciliarse con los padres de las víctimas del colegio Rebsamen y se dice dispuesta a reabrir el caso del New’s Divine si los familiares de las víctimas consideran que no se ha hecho justicia.
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