Violar la ley para conservar la mayoría

Ciudad de México.- Las conferencias de prensa matutinas del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se han convertido en el ejercicio más antidemocrático de los últimos 35 años.

Violador sistemático de la Constitución y de las leyes, utiliza ese espacio para hacer campaña para favorecer a su partido, Morena, en un intento desesperado por conservar la mayoría en la Cámara de Diputados.

Desde Palacio Nacional ataca a opositores, muestra logros de gobierno y presenta encuestas donde Morena va a la cabeza.

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Se burla de las instituciones que en 2006 mandó al diablo por no declararlo ganador de una contienda que, evidentemente, no ganó.

Desde entonces guarda rencor a las autoridades electorales. Por eso ahora, con el poder que le confiere la presidencia de la República, busca dinamitarlas para ser él —el poder unipersonal— quien designe a sus incondicionales.

López Obrador demuestra todos los días no ser un demócrata. Está más cerca de los dictadores de Venezuela y Nicaragua que de Francisco I. Madero, con quien le gusta compararse.

El 6 de junio echará a andar toda la maquinaria del gobierno y de Morena para ganar —por las buenas o por las malas— la mayoría en San Lázaro. 

López Obrador no quiere y no le gustan los contrapesos. Prefiere instituciones que obedezcan ciegamente sus instrucciones y no lidiar con opositores incómodos.

El Instituto Nacional Electoral le ordenó a la Presidencia bajar de redes sociales la conferencia de prensa del viernes pasado en la que abordó acciones de gobierno, prohibidas en la veda electoral. Ayer dijo que cuidará no hablar de las elecciones.

Pero cuando vea en riesgo la mayoría en la elección de diputados, volverá a comportarse como jefe de partido.

Esa es su esencia, estar permanentemente en campaña. Es lo que mejor sabe hacer y no podrá sustraerse de actuar así, sin importar violar ni la Constitución ni la ley.

Mantener su mayoría en San Lázaro le permitirá transitar sin problemas sus tres últimos años de gobierno.

Pero si no es así, ¿cómo le hará, si no le gusta dialogar con la oposición?

López Obrador no es un negociador, su fuerte es la imposición.

 

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