Por el derecho a la educación

Ciudad de México.- Este fin de semana tuve la oportunidad de visitar el Centro de Desarrollo Infantil (Cendi) 1 Felipe Ángeles del Frente Popular “Tierra y Libertad”, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.        

La lista para ser aceptado en los Cendis es muy larga, debido a que es un proyecto psicopedagógico muy completo, reconocido por garantizar una educación y desarrollo integral para la niñez. No solamente cuidan a los hijos de madres trabajadoras durante la jornada laboral, también ofrece servicios educativos y asistenciales para niñas y niños desde los 45 días de nacidos hasta los cinco años 11 meses de edad; servicios que permiten prepararlos para la vida familiar, social y académica, antes de ingresar al preescolar que forma parte del mismo sistema.

Durante el recorrido pude corroborar de primera mano la dedicación y atención de un gran equipo de profesionales y especialistas, como trabajadores sociales, pedagogos, dentistas, médicos, psicólogos y psicoterapeutas, todos enfocados en mejorar la calidad de vida de todos los infantes y de las familias de sectores vulnerables de la población a quienes atienden.

Los resultados son evidentes, la dinámica multidisciplinaria permite que las niñas y niños sean felices, independientes y responsables, algo que observé en cada una de las sesiones que presencié.

Al día siguiente de la visita, participé en la junta anual de padres de familia de los Cendi, lo que me permitió conocer más sobre las historias de vida que son tocadas por este proyecto y conocer los resultados palpables del mismo.

Las respuestas de madres y padres fue clara: tienen aquí una oportunidad a su alcance que les ofrece mucho más que cuidar a sus hijos mientras trabajan, pues la labor de todos los médicos y especialistas involucrados permite crear verdaderos espacios formativos dentro de un marco afectivo, en el que los padres de familia también participan y aprenden.

A este beneficio, debemos sumar que los Cendi nos permiten garantizar el derecho a la educación y al desarrollo integral, cuidando que también sea de calidad y completo.

En México, y en muchos otros países, las brechas sociales se acentúan justo por un acceso a la educación sin equidad, pues mientras hay quienes pueden pagar pequeñas fortunas para darles un mejor futuro a sus hijos, muchas otras mexicanas y mexicanos solamente pueden acceder a los servicios disponibles y sin posibilidad de buscar una mejor opción, simplemente porque no les alcanza.

Si a este aspecto sumamos otros como la movilidad –o la carencia de público o privado– y la cultura –que valoren la educación inicial y preescolar–, tenemos las bases para perdurar estas condiciones de inequidad.

Estoy convencida del papel de la educación –de todo tipo– en la transformación de las sociedades, por lo que debemos reconocer y reforzar esfuerzos como el que realizan los Cendi, y con mayor razón ahora que vivimos el momento histórico de un Gobierno emanado de la voluntad popular y con una clara visión humanista.

Recordemos que hace no muchos años, en el mejor de los casos, las madres trabajadoras podían aspirar a contar con el servicio de guardería seguras en las que pudieran cuidar a sus hijos durante la jornada laboral.

Ahora, en todo el país, es posible tomar mejores decisiones para nuestras niñas y niños, sin que el factor económico sea el único a considerar, y esa es la mejor forma de ejercer un derecho.

Porque si bien la educación es un derecho, también es la base para exigir todos los demás derechos que tenemos, y eso debe contribuir a la construcción de ciudadanía y de un mejor país, en la que logremos romper inercias y conceptos sinsentido, y que además sea la base para que esas niñas y niños que hoy son apoyados, mañana sean quienes fomenten otros cambios sociales. Y esta es una de las razones por las que soy parte del Partido del Trabajo, orgullosamente parte de este partido.

TW: @CamachoCirce

FB: /CamachoCirce

 

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