Los retos del Servicio Profesional Electoral en México

Ciudad de México.- Con estas líneas comienzo mi colaboración en Capital CDMX, “Periodismo sin fines de lucro”. Agradezco la oportunidad de poner en blanco y negro algunas reflexiones y temas que me parecen importantes. En particular, procuraré escribir sobre temas electorales.

 

La organización electoral 

Una primera observación sobre la que no debemos tener discrepancias es la relativa a la importancia que la organización electoral ha tenido en el desarrollo nacional: la organización de las elecciones es una de las actividades que el Estado Mexicano viene regulando desde su nacimiento.

Ya desde la Ley Convocatoria de Junio de 1823, se establecieron las reglas para las elecciones primaras o parroquiales, secundarias o de electores y por diputación del Segundo Congreso Constituyente, que aprobó la Constitución del 1824. Para la elecciones de los Congresos de 1857 y de 1917 también fue necesario fijar reglas para el proceso de elección de los Diputados Constituyentes.

El Presidente Manuel Ávila Camacho, el 7 de enero de 1946, promulgó la Ley Federal y creó la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, misma que fue sustituida por la Comisión Federal Electoral en el año de 1973. En diciembre de 1977 se aprobó la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales y se modificó la integración de la Comisión Federal Electoral.

En 1990, como una respuesta al conflicto electoral de 1988, se instituyó el Instituto Federal Electoral. Las reformas de 2007-2008, así como la Sustitución del Instituto Federal Electoral por el Instituto Nacional Electoral (en diciembre de 2013) significan nuevos acuerdos y nuevas reglas para los procesos electorales como una búsqueda constante hacia la perfectibilidad de la Democracia.

Sin embargo es importante llamar la atención sobre los sujetos que participan de la organización electoral. Todos estos procesos los llevan a cabo personas de carne y hueso, quienes requieren cierto grado de especialización para poder interpretar lo que el legislador propone y lo que la ciudadanía dispone. Todo esto requiere un intenso proceso de capacitación y profesionalización. 

 

Mirada sobre lontananza

Para contar con un sistema de organización electoral eficiente se requiere partir de la experiencia en la sistematización de actividades y procesos de trabajo de los servidores públicos que organizan los procesos electorales.

Por ello, para atender de la mejor manera posible las importantes responsabilidades que el Estado Mexicano ha depositado en los Institutos Electorales (Instituto Nacional Electoral y los OPLE), se requiere de un fortalecido desarrollo profesional de las personas servidoras públicas que participamos en estas instituciones, lo cual se ve reflejado, por supuesto, en los procesos electorales, pero también en los de participación ciudadana que nos competen por mandatos constitucionales y legales; y en el caso de la Ciudad de México, en las relativas a las actividades tendentes a la construcción de ciudadanía.

A partir de la reforma electoral 2013, y con la finalidad de dar mejores resultados a la Ciudadanía en materia electoral, el hoy Instituto Electoral de la Ciudad de México (y en ese momento en su nueva situación jurídica de OPLE) hizo énfasis en la sistematización del proceso de gestión; los procesos de medición, análisis y mejora así como en el diseño, desarrollo y entrega del servicio electoral, y definió que los “esfuerzos sólo podrán rendir frutos y sostenerse en la medida en que se logre un verdadero cambio en la cultura del Instituto Electoral, que implante, como principios rectores del actuar institucional: la calidad y la mejora continua”.

Por ello “a través de su Sistema de Gestión Electoral, el Instituto Electoral busca incidir directamente en los servicios electorales que brinda, definiendo, implantando, controlando y mejorando sus procesos electorales, sustantivos y de apoyo, con base en la norma ISO/TS 17582:2014”.*

En ese tenor, “el Instituto Electoral de la Ciudad de México implementa acciones tanto para asegurar la integridad del servicio electoral, como para garantizar la observación sin impedimentos del proceso electoral y mecanismos de participación ciudadana por individuos acreditados y para prevenir abusos, como se establece en el Plan de Desarrollo del Servicio Electoral”. *

Así, la profesionalización de la función electoral se encuentra en constante mejora, con sus aciertos y sus áreas de oportunidad, pero siempre en permanente movimiento y capacitación, tanto de las áreas pertenecientes a la rama administrativa como las relativas a la rama del Servicio Profesional Electoral Nacional, apartado que requiere un análisis por cuerda separada, el cual realizaré en próxima oportunidad.

* Manual de Calidad del Sistema de Gestión Electoral; Código: IECM/MN/OGC/SGE/1/2016 Fecha de expedición: 23-05-2018

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