La nueva realidad… ¿De quién y cómo?

Ciudad de México.- A prácticamente 4 meses del confinamiento nacional y también casi medio año de crisis sanitaria mundial, nadie sabe a ciencia cierta cómo se puede prevenir ni curar el virus COVID-19, y lo más importante, cuáles son todos los factores de contagio. Hoy antes de poder respondernos estas interrogantes, ya hay quienes dan remedios médicos por redes sociales pasando, obviamente, por las prácticas caseras, lo que gravemente se convierte en una situación viral impensable.

Con una pandemia aún sin control, hoy pareciera que la decisión de reactivar la economía del país a toda costa está por encima de la propia vida; y es que a pesar de imponer un semáforo pandémico que debiese tener medianamente una lógica de tiempo, vemos que no es así y se insiste en mandar mensajes cruzados, que desde un inicio enredaron, confundieron y siguen polarizando a la propia sociedad. Pero no es para menos, una de las grandes consecuencias de la crisis sanitaria no solo es exhibir públicamente la insolente rapiña humana que se tuvo durante años desangrando nuestro sistema de salud pública, sino, además, a alguien se le hizo estratégico hacer política con la salud y vida de los seres humanos. No se trata de excusarse a partir de los errores o fraudes del pasado, se trata de resolver. 

Al final a nosotros como ciudadanos nos importa que los responsables rindan cuentas, pero sobre todo nos interesa contar con el auxilio y respaldo de las autoridades para afrontar esta crítica realidad. Es también por esto que se votó y para lo que se otorgó el poder, y hoy vemos con tristeza que no lo han sabido ocupar en beneficio de la sociedad; no es posible que se crea que en medio de la pandemia nos sirva un informe de seguridad hueco, ni tampoco que se plantee o se permita la utilización de recursos, seguramente públicos, para hacer “política” a partir de la desgracia, repartiendo despensas o incluso irresponsablemente “sanitizando” o desinfectando los espacios públicos y privados, ¿pero con qué sustancias? ¿bajo qué supervisión técnica?; y lo más lamentable ¿por qué hacer publicidad en redes sociales a sus partidos o personas? Lo que políticamente no son capaces de pensar, analizar, compartir y convencer, lo sustituyen por contraer una deuda emocional con la gente en estos graves momentos, son patéticos y deleznables.

Pero en función de esta situación nos saltan grandes incógnitas: ¿Y dónde están los gobiernos?, ¿dónde están los recursos humanos y financieros para no poder garantizar la realización de estas acciones?; ¿no hay la capacidad?, o peor aún, ¿está planeado así para aprovechar electoralmente esta dramática situación?, vemos un gobierno alejado de la realidad social y sí trabajando arduamente en su propia realidad, la cual hoy pone por encima su ruta electoral y su cada día mas pobre política de comunicación democrática.

Hoy como sociedad, no solo enfrentamos una pandemia, también, una ausencia de certeza en su manejo. Nos la traducen en una gráfica que conlleva una famosa curva, para nosotros ascendente, pero, para ellos se va aplanando; otro dato más que carece de verdad, es que también nos dijeron que al concluir esta crisis sanitaria, no se sobrepasarían los 35 mil decesos, FALSO, ya estamos por encima de los 37 mil; nos dijeron que era una enfermedad que afectaría principalmente a las clases altas o con mayor recurso, MENTIRA, el 70% de los decesos son seres humanos con estudios de primaria y de escasos recursos; la deleznable cerrazón del encargado de llevarnos a buen puerto, en términos sanitarios, por periodos nos dice que sí sirve el cubrebocas, pero las más de las veces ha negado el buen funcionamiento de éste, CONFUSION; y para cerrar con broche de oro, nos dijeron que dando término a las obras inconclusas de hospitales y clínicas en el país, o incluso “construyendo nuevas”, se atendería con mayor eficiencia, UNA MENTIRA MAS, ya que pareciera que no se consideró que la llegada del virus no se detendría como reloj de arena, el avance de otras enfermedades y el resultado está siendo que la gente muera por causas diferentes al COVID-19. 

Sería prudente sumar a las camas de los hospitales, que les emociona tanto contar, las camas de las casas o departamentos ocupadas por personas que por su avance de enfermedad o edad no son recibidos y se les invita a comprar un tanque de oxígeno delegándoles irresponsablemente la posibilidad de su recuperación.

La falta de planeación estratégica nos ha llevado a recibir o acatar decisiones buenas que terminan siendo malas; por ejemplo, la no conclusión del ciclo escolar, ya que se planteó llevarlo a cabo a través del internet a sabiendas que un porcentaje importante de la niñez y juventud carece de las herramientas adecuadas, como la computadora, tableta o incluso celular inteligente. Esta situación se agudizó con el cierre de establecimientos de internet público y la cantidad de trabajos a realizar en casa que implicaban la compra de material, generando un gasto no calculado por las familias, pensando que este sistema emergente cubriría de manera real el aprendizaje del alumnado. En cualquier sociedad del mundo es fundamental el acceso a la educación, y México no es la excepción, incluso es un derecho que viene consagrado en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y, sin embargo, lamentablemente, este derecho fue vulnerado y hoy nos genera una falsa expectativa de desarrollo educativo, que por supuesto sólo alienta la deserción por falta de recursos y herramientas en las familias mexicanas. 

Así bien, también enfrentamos una política devastadora contra los más necesitados, los verdaderos productores de empleo y el conjunto de la sociedad, ya que al plantear el cierre absoluto de la actividad económica, cancelaron la posibilidad de generar algún recurso mínimo que pudiera ayudar a enfrentar de manera pecuniaria los gastos más básicos como la alimentación, luz, agua, etc.… Las deudas bancarias se acrecentaron, los despidos e incluso cambio de contratos que desfavorecen a los trabajadores se incrementaron, los cierres o clausuras se hicieron presentes sin ningún remordimiento, y por el contrario, las autoridades gubernamentales, junto con los dueños del dinero llámese bancos y/o instituciones financieras, jamás han planteado una estrategia real, digna, humana y con futuro. 

Y es que si desde antes de esta crisis la vida económica de muchas familias estaba empeñada, hoy simplemente no les pertenece; difícilmente se cuenta con lo mínimo indispensable para regresar a una supuesta realidad donde nadie tiene las herramientas necesarias para incorporarse a ésta. Sin embargo, hoy el gobierno simplemente está urgido en cambiar el color del semáforo, siendo víctimas de su propia “estrategia” que les impide formalmente ser tan inconscientes e incongruentes como así parece han decidido. Y en este sentido me parece verdaderamente patético cómo algunos funcionarios federales y locales, empiezan a generar una ola discursiva donde al grueso de la sociedad se le señala como el “Gran Culpable” de contener el virus, por no tener cultura, ser desobedientes e inconscientes, ¿pero quién les dijo que nuestra sociedad ya había superado la crisis de rezago cultural y económico en el que se encuentra desde hace muchos años antes?

Y aún así no vamos a disculpar a nadie, pero con todo lo hecho política, social y mercantilistamente, me parece un exceso y parte de una cortina de humo, que sin haber siquiera aplanado la curva, es decir, sin haber vencido el virus, de pronto estemos en condiciones de abrir establecimientos comerciales y de convivencia masivos; como si la nueva realidad fuera algo parecido a prender y apagar la luz. Lo decimos así porque esa no es la realidad de la gran mayoría y no se va a reactivar nada, por el simple hecho de llevar mas de 3 meses con una producción CERO en términos económicos; hoy lo volvemos a decir, necesitamos una propuesta apoyada y respaldada por el gobierno que verdaderamente le apueste a la reactivación económica, y claro que eso pasa por bajar los costos de vida diaria, es decir, entre muchos otros impuestos, por que si el gobierno ocupa recursos primero tiene que ayudar a que su sociedad tenga posibilidades de producirlos, para entonces iniciar una segura recuperación, de lo contrario, estaremos empezando al revés con resultados catastróficos en términos sociales. 

No responsabilicemos a la sociedad de no haber aún ganado la batalla contra el virus, y menos nos hagan responsables de sacar de terapia intensiva a la economía; delegar es construir e involucrar, no se confundan, o peor aún, no evadan su responsabilidad.

Deseamos un gobierno, que camine con su pueblo la nueva realidad, con su gente indistintamente del color; a nadie le ayuda la polarización de las ideas, a nadie le ayuda la confrontación emotiva, hoy nada puede estar por encima de la construcción colectiva.

Le solicitamos al gobierno federal y a los gobiernos locales:

• La suspensión de los cobros de LUZ y AGUA por el tiempo que ha durado la emergencia, hasta llegar a foco verde del semáforo pandémico gubernamental, y reinstalación inmediata de los cortes que se hubieran hecho.

• Reducción y ajuste de las cuotas mensuales y de reinscripción de escuelas privadas y públicas, así como el fortalecimiento sanitario con cubrebocas, gel antibacterial y sanitización del total de la infraestructura académica y/o escolar, esto último con la supervisión técnica adecuada y acompañamiento de los padres de familia.

• Instalación de una mesa de atención a micro, pequeñas y medianas empresas para la inyección de recursos y así entrar en la nueva realidad económica lo menos violentamente posible.

• La suspensión de pagos bancarios, o prorrateo de éstos sin intereses, en los meses de emergencia sanitaria; ojo el programa de apoyo de cuatro meses emitido por los bancos no resuelve el fondo de la crisis económica que se enfrentará, por ende, es importante un programa respaldado por el gobierno que permita la incorporación a una nueva realidad económicamente lo más sanamente posible.

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