El año propedéutico del Congreso CDMX

Ciudad de México.- Concluido el primer año de la Legislatura del nuevo Congreso de la Ciudad de México, no hay nada que presumir. La legislatura que está llamada a dar rostro y hacer realidad los nuevo postulados de la Constitución, ha pasado sin pena ni gloria como cualquier otra anterior sin aprovechar sus nuevas facultades y traducirlas en una vigorosa agenda para la ciudad.        

En materia de fiscalización Morena replicó el modelo de tapadera institucional del PRD y se agandalló la Presidencia de la Comisión vinculada con la Auditoría Superior de la CdMx; arrebató los contralores al Congreso para aniquilar la fiscalización en tiempo real y algunos legisladores decidieron ratificar al frente de la Secretaría de la Contraloría General a un abogado que ni siquiera presentó un plan de trabajo, ni meta alguna, y de un ominoso pasado en el caso del Colegio Rebsamen, de ahí que no sorprenda una reducción del 21% a esa dependencia en el presupuesto de la jefa de Gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum.

En materia de rendición de cuentas el saldo es igual de nefasto, a pesar de lo estipulado en la Constitución local no se llamó al ex Jefe de Gobierno José Ramón Amieva a comparecer ante el pleno con motivo del informe de gobierno, de hecho, no ha habido UNA SOLA comparecencia ante el pleno de ningún funcionario, ni con motivo de la glosa, ni derivado de ningún acuerdo político. Las preguntas parlamentarias derivadas de la glosa NO HAN SIDO respondidas ni por Amieva ni por Sheinbaum y eso que se refieren a lo hecho por el gobierno de Miguel Ángel Mancera.

En una ciudad con una severa crisis de seguridad pública la única comparecencia ante el pleno que se había pactado fue saboteada por dos coordinadores parlamentarios por agendas partidistas anteponiendo el pacto de no agresión al interés ciudadano; con un Metro que se está cayendo a pedazos ni una comparecencia de su titular Florencia Serranía para saber qué está pasando en la principal arteria de movilidad de la ciudad; ni siquiera con severas contingencias ambientales se ha desarrollado una comparecencia de la titular de Secretaria de Medio Ambiente, Marina Robles, para exigir que el gobierno actuara a tiempo en beneficio de la salud de todos; como tampoco fue el caso con los fiascos del nuevo reglamento de transito u la maltrecha regulación de scooters y monopatines, es decir, una luna de miel.

En lo político el saldo es aún peor, ni una sola reunión de la Comisión de Gobierno del Congreso con la Jefa de Gobierno, es decir, ni los ve ni los oye, y por ende no sorprenden los abusos legislativos como la legislación a través de supuestas erratas y el estilo Taibo de manufactura legislativa en temas como el de Justicia Cívica. No deja de sorprender que el único veto que ha efectuado Sheinbaum haya sido a una iniciativa que ella misma propuso y que YO voté en contra.

No deja de alarmar la irresponsabilidad y la frivolidad con la que se ha llevado a cabo el trabajo legislativo donde la legislación de mayor trascendencia fue posponer la entrada en vigor de las disposiciones constitucionales que esta Legislatura está llamada a hacer; la legislación en materia de Derechos Humanos que se hizo sin consultar ni a gobierno ni a la Comisión de Derechos Humanos y que se tuvo que corregir primero en 31 artículos por faltas de ortografía y luego por exabruptos como “La Oda a la Invasión de Predios” ante otra amenaza de veto por parte de Sheinabum a un tema dictaminado por una Comisión que preside Morena; y finalmente quizá lo único bueno y rescatable sea la legislación que obliga a la transición a una ciudad sin plástico.

En suma, más de lo mismo, un Congreso de puntos de acuerdo y de debate político de temas federales, más que una instancia transformadora de la ciudad; un Congreso sin rumbo ni agenda a la deriva de la coyuntura política, pero ahora con el agravante de los constantes sabotajes entre legisladores de Morena.

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