EL COMPROMISO AMOROSO  

 

El compromiso es un acto, no una palabra.

Jean-Paul Sartre.

Ciudad de México.- Las relaciones amorosas son para muchos, temas de novela en los que no vale la pena profundizar, sin embargo, en torno al amor y en nombre del mismo es que se crean grandes historias y hay quienes piensan que no hay nada más grande y poderoso que este sentimiento ¿Es realmente así? ¿Necesitamos todos de una pareja?

Angélica Ojeda, Doctora en Psicología Social por la UNAM e Investigadora y Académica de la Universidad Iberoamericana dice que sí, que contrario a lo que pensemos los solitarios, las relaciones de pareja son necesarias:

“La teoría dice que todos vivimos en función de la pareja, es un símbolo que nos significa la felicidad y el placer, sufrimos porque no la tenemos pero también sufrimos porque la tenemos. En el fondo como seres sociales que somos, es la institución más aceptada y que promete mayores retribuciones de bienestar. Estar acompañados se vuelve indispensable y requiere un compromiso”.

Para establecer un compromiso con el otro se necesita más que voluntad; si bien aceptamos que necesitamos vivir en pareja, también es necesario preguntarnos qué es lo que deseamos del otro, qué buscamos y qué queremos: “Se trata de una decisión individual que implica una evaluación subjetiva de la persona, si me gusta, es simpática o tiene que ver con lo que yo necesito como si estoy sólo y requiero compañía, o si necesito en ese momento ciertas cosas que el otro, ese que estoy evaluando, me puede dar”.

El compromiso como cualquier interacción social implica un conocimiento, Ojeda dice que: “En teoría tiene dos partes una es la decisión de querer estar con el otro aquí y ahora y la segunda es la decisión de querer estar con el otro a largo plazo”. 

Entendemos por un compromiso a corto plazo la elección primaria que hacemos de la pareja, ese o esa con la que decidimos salir, platicar, compartir el tiempo y conocerla más a fondo, decisiones que pueden parecer obvias si hablamos de conquistar a alguien pero que al mismo tiempo tienen más peso que la de decidir salir o no con los amigos o con otra persona en particular.

Y es que para la especialista, las implicaciones que tiene un compromiso van más allá de invitaciones a salir o de pasar un buen momento: “Hablamos de inversión, de tiempo, esfuerzo y de poner todo lo que esté de nuestra parte para que funcione.”

¿Pero cómo elegir? Hay quien dice que polos opuestos se atraen, que la vida se vuelve más interesante si estamos con alguien que no sea igual a nosotros, pero para establecer un compromiso a corto plazo esto no necesariamente es así, al contrario: “En el caso del compromiso a corto plazo lo que ayuda a que funcione es que haya mucha similitud, por lo menos al principio porque debes tener afinidades en gustos, en intereses, en lenguaje, que la otra persona no te cause un shock su manera de hablar, sus modismos, su vestimenta, todo eso implica en atracción física al principio”.

Pero no siempre logramos llegar más allá de la sorpresa, de la novedad que se vuelve cansada y poco llamativa, el compromiso a largo plazo cuesta trabajo debido al concepto que tenemos del amor, pensamos que será perfecto lo vislumbramos con un milagro al que no hay que moverle.

Respecto a esto, la también terapeuta dice: “En el compromiso a largo plazo lo que impera es la compatibilidad, aprender a manejar las diferencias, lo que creo que no siempre tenemos claro, nos comprometemos pensando que somos muy similares y que la vamos a pasar muy bien pero no logramos pasar a la otra etapa”.

Miedo a comprometernos

Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

Oscar Wilde


¿Cuántas veces hemos escuchado como excusa o como verdad la frase le tengo miedo al compromiso? ¿O cuántas veces se lo hemos achacado a nuestra pareja? Más allá del lugar común o la excusa perfecta para huir de una relación, el miedo al compromiso tiene que ver con la forma en como hemos experimentado y vivido las relaciones cercanas, desde nuestra historia familiar hasta el mapa romántico que hemos trazado a lo largo de nuestra vida.

Angélica Ojeda explica que se trata de adquirir responsabilidades: “El compromiso implica energía, y deja de tener una connotación positiva, pues se encamina hacia una relación de tengo obligaciones, responsabilidades y ciertas expectativas que si la otra persona no me responde en la medida que yo lo tengo planeado no se está comprometiendo”.

Pero también puede ser que el miedo surja de uno mismo: “Tenemos procesos de evaluación que en psicología le llamamos de atribución nos tomamos el derecho de atribuirle al otro qué está bien y qué está mal, decimos es él o ella quien no se está comprometiendo, no lo hace porque no me quiere seguramente tiene a alguien más, le importa más su trabajo, siempre le adjudicamos características negativa al otro y le echamos la culpa porque nos causa mucho dolor decir yo no me estoy comprometiendo y es más fácil decir que es el otro que tiene la culpa”.

Hay quienes defienden ante todo su libertad y ve en el compromiso una especie de cadena que lo apartará de los placeres de la vida: “La mayoría piensa que el compromiso es una atadura que te va a llevar a perder la libertad y se piensa mucho que la libertad es valiosísima y que te permite hacer lo que tu quieres y sí, es hacer lo que tú quieras pero también es un término que se tiene que aprender, porque la libertad no debe ser amorfa. Yo creo que tenemos miedo a perder aparentemente lo que es la libertad que ni siquiera sabemos que es”.

Además de eso, estamos hechos de miedos a los cambios, hay quienes piensan que las relaciones son estáticas, pero somos demasiado complejos para ser los mismos todo el tiempo, la investigadora refiere que el miedo a la incertidumbre es comprensible:

“Porque cualquier relación no está escrita ni dicha. Lo ideal o lo que siempre queremos pensar es que todo va a ser muy lindo y va a marchar muy bien y que el amor va a hacer que las diferencias se vuelvan similitudes y podamos trabajar de manera compatible, sin embargo la verdad es que no es así y esa incertidumbre a cualquiera nos asusta mucho”. Y sí, es que el amor no es suficiente para mantener una relación. No basta. 

No sólo en el amor esperamos que al encontrar a la pareja lo tendremos todo de inmediato, una idea del amor romántico que soluciona todo, Angélica Ojeda lo plantea más allá de éste concepto: “Yo no sé de donde aprendimos que la vida es placer, que la vida es todo fácil, tener un trabajo, ganar bien y trabajar poquito y que no te exijan más. Esperamos que la vida sea fácil, la felicidad pronta y si no nos gusta pues ahí lo dejamos, ese miedo a no tener seguro ese placer y dicha constante nos da miedo a todos”.

¿Vale la pena comprometerse?

¿Vale la pena comprometerse? Hay cosas indestructibles que acompañan el cuerpo hasta la muerte como si hubieran nacido con él. Y una de esas es lo que surge entre un hombre y una mujer que viven juntos ciertos momentos.

Clarice Lispector


Cuando iniciamos una relación ya sea por medio de un acuerdo verbal o no verbal implican un compromiso, así lo asegura la especialista en relaciones interpersonales: “Claro que compromete, así se tendría que ir manejando la relación, un acuerdo no sobrentender las cosas y para lograr ese acuerdo debe haber un aprendizaje”.

Comprometernos con otra persona no sólo enriquece las relaciones, también nos enseña otras cosas a nivel personal, se trata de un aprendizaje que nos hace crecer como seres humanos: “Nos da la posibilidad de confiar en el otro, de hablar sobre las cosas que no me gustan, enfrentar temas que no hablamos y evitamos por cansancio o para no tener conflictos, pero si lo hacemos y enfrentamos las diferencias, entonces podremos darnos cuenta de hasta donde somos capaces de comprometernos con el otro”.

Para la especialista, el compromiso con connotación positiva es el noviazgo, que representa la decisión a corto plazo, una elección previa “que nos proporciona esa curiosidad de conocer lo nuevo, de aventurarse con el otro que también es una parte linda, pero lo mal entendemos cuando aceptamos desde muy jóvenes que las relaciones de noviazgo implican tener que entender y aguantar y vivir el resto de la vida juntos”.

El compromiso como todo es un proceso de relación humana, se tiene que aprender: “Para que establezcas una relación en la que deseas comprometerte a largo plazo, formar una familia o lo que la cultura de hoy nos inculca, hay que aprenderlo, porque para llegar a eso no es nada más me enamoré y estoy dispuesto a todo; la verdad es que las relaciones cambian. En el proceso hay que ser flexibles, tolerantes, condescendientes, ceder, poner límites, llegar a acuerdos y a veces lo decimos muy fácil cuando estamos fuera pero en la pareja cuesta mucho”.

Si bien no son acciones que no son fáciles de llevar no sólo en una relación sino en lo cotidiano, también es cierto que lograrlo nos brinda una satisfacción personal, Ojeda concluye que tener un compromiso y mantenerlo nos da más ventajas que conflictos: “En realidad la palabra compromiso tiene una connotación positiva, porque es algo que proporciona seguridad, protección, posibilidad de erotismo, de explorar nuestra sexualidad, de aprendizaje y de tener y mantener una pareja”.

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