Autoridades sanitarias de Chipre informaron que surgió una nueva variante de la COVID-19 después de que detectaron 25 casos combinados de la variante delta y ómicron cepa que denominaron “deltacron”.
Leondios Kostrikis, profesor de Biología de la Universidad de Chipre y director del Laboratorio de Biotecnología y Virología Molecular, emitió un comunicado el fin de semana pasado.
“Actualmente hay coinfecciones de ómicron y delta. Hemos hallado una variante que es una combinación de ambas”, explicó Leondios Kostrikis.
El profesor de Biología declaró ante la cadena Signa TV que esta variante cuenta con la firma genética de variante ómicron y genomas de variante delta.
Leondios Kostrikis, aseguró que es más frecuente en los hospitalizados por COVID-19 que en casos positivos no hospitalizados.
El aumento en los casos de contagios por la variante ómicron existe la posibilidad de que pacientes de la variante delta presenten cuadros de ambas variantes.
Oscar Cingolani, director del Centro de Hipertensión Arterial y director asociado de la Unidad de Cuidados Críticos Cardiovasculares del Hospital Universitario Johns Hopkins, explicó que es probable la combinación de cepas.
Al existir pocos casos con esta nueva variante se sabe muy poco y por ende hay pocos datos de esta combinación.
Oscar Cingolani, aclaró que es probable que no sea una variante determinante por lo que quizá solo sean algunos contagios.
Thomas Peacock, investigador asociado al Imperial College Londons´Barclay Laboratory, cree que fue un error de laboratorio.
La contrapostura al descubrimiento en Chipre de la variante deltacron
IEl investigador publicó un tuit el 8 de enero que “las secuencias deltacron reportadas por varios medios de comunicación presentan una contaminación”.
Peacock, asegura que no existe la variante porque no presentan agrupación en el árbol filogenético.
El investigador señala que es debido a un cebador ártico que secuencia los genomas de Omicron en una genética de Delta.
Thomas Peacock centra su investigación en el coronavirus, agregó que los errores no se relacionan a la “calidad del laboratorio”.
El algo que ocasionalmente les sucede a todos los laboratorios de secuenciación, explica Peacock.
Por su parte Kostrikis defendió su descubrimiento, al US financial wire Bloomberg News el domingo.
El profesor de biología argumenta que en los pacientes existe “una presión evolutiva sobre la cepa ancestral para adquirir mutaciones”.
Esto llevó a pensar a Kostrikis que podría ocurrir una combinación de delta y ómicron.
También explicó que no fue el resultado de algún evento singular, por ejemplo, que las muestras se hallan contaminado en el laboratorio.
Asegura Kostrikis que las muestras analizadas fueron procesadas por múltiples secuencias genéticas en los diferentes procedimientos de varios países.
La recombinación de virus, como Kostrikis piensa de deltacron, es un fenómeno bastante conocido y habitual para la comunidad científica.
Pueden surgir cuando existen bastantes variantes de un virus que circulan al mismo tiempo, curiosamente sucede con el SARS-CoV-2.
Sin embargo, lo descubierto en ómicron y en las mutaciones de delta es que su diferencia radica en una sección de la secuencia genética.
Esa sección se ve afectada por dificultades en los procesos de secuenciación.
Jeffrey Barrett, director del COVID-19 Genomics Initiative del Wellcome Sanger Institute en el Reino Unido, reporta la investigación que se realizó en la institución.
Barrett concluye que la variante denominada deltacron “es casi seguro un agente no biológico resultado de la recombinación de las secuencias genéticas de ómicron y delta”.
Sigue siendo una surte de Incertidumbre para asegurar o desmentir el nuevo patógeno, aunque si hay un fuerte indicador de que no causará un gran problema.
Todavía están pendientes otras revisiones que confiermen o niegen el hallazgo a nivel mundial.
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