Para la rifa, cachitos de dinero público

Ciudad de México.- Se van a repartir un millón cachitos del sorteo del avión presidencial en los hospitales Covid-19.

Son 500 millones de pesos que, dice el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fueron proporcionados por la Fiscalía General de la República (FGR) y por el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado.

Es una locura. Si se cuenta con esos recursos, algo dudoso ya que la FGR no puede utilizar el dinero asegurado como le venga en gana, existen reglas, protocolos y debieron ser utilizados, en todo caso, para alguna de las múltiples carencias que existen en el sistema de salud, de una buena vez y no luego del sorteo.

Pero no, el problema que ahora ocupa a los servidores públicos es el terminar de vender el boletaje de la rifa del avión presidencial, el que no se va a rifar, porque seguirá guardado hasta que alguien lo compre, lo que tampoco ocurrirá en una crisis económica de carácter internacional.

Más allá de toda la propaganda invertida, la rifa, va mal, sólo poco más de la mitad de los boletos (64 por ciento) han sido adquiridos y los niños gritones de la Lotería Nacional tienen que cantar el número ganador el 15 de septiembre.

Por eso crecen las denuncias relativas a presiones a los burócratas para que compren su boleto, demostrando que su lealtad llega al limite.

Irá aumentando la tentación de utilizar de recursos públicos, para la compra masiva, si esto se vuelve necesario.

Es decir, están dispuestos a perder dinero inclusive en la propia rifa, si esto sirve para cantar victoria, para vender la idea de que el pueblo abarrotó expendios de Lotería para solidarizarse con la 4T, para emular al general Cárdenas en la expropiación petrolera.

¿Era necesario este cuento? Quizá en la medida de su funcionalidad para darle robustez al escarnio que se propaga día con día contra todo el pasado.

Pero no funcionó porque no hay dinero, porque la gente se quedó sin trabajo y no hay mucho espacio para las celebraciones, ni siquiera para complacer a uno de los libretos del populismo.

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