Ofrecen atención médica tradicional en la Central en Abasto

Ciudad de México.- Lo mismo atiende una torcedura de tobillo o muñeca, que una rinitis aguda o problemas respiratorios.  

Con ungüento, franela y sus manos, Armando Gática recorre los pasillos de la nave de Frutas y Legumbres de la Central de Abasto de la Ciudad de México (Ceda) para ofrecer sus servicios como huesero o curandero.

Aprendió gracias a su padre y hermano que se dedicaban a aliviar “todo tipo de males” en su natal Nejapa, Guerrero. Llegó a la capital del país y después de trabajar un tiempo en la albañilería volvió al oficio familiar.

“Cerca de mi pueblo, en Chilapa, había muchos curanderos y hueseros, creo que por eso mi familia se dedicaba a eso. No tengo estudios en medicina, pero desde chico vi a mi padre y aprendí las técnicas necesarias. Aquí en la Central principalmente veo relajamiento de testículos u ovarios, por el esfuerzo de cargar mucho o mal; luxaciones de hombro o torceduras de tobillos, codos, pies y muñecas”, comenta.

Ya en la Ciudad de México, Armando se instaló en el cruce de Avenida Insurgentes y San Fernando, cerca de la zona de hospitales, y aunque comenzó a acreditarse decidió trasladarse desde hace nueve años al pasillo 1 de las naves O-P del mercado mayorista.

El “huesero” es uno de los tres identificados por la comunidad de la Ceda y atiende principalmente acarretilleros, estibadores o cargadores, propensos a lesiones musculares u óseas, pero también ve problemas de las vías respiratorias, inflamaciones y empachos del público en general.

“Una vez me mandó llamar un locatario porque tenía un problema en su nariz, una rinitis le decían y que lo iban a operar por 30 mil pesos. Me preguntó si podía checarlo, le sobé su nariz, le corregí sus cornetes con algunos movimientos y ya no fue necesaria su operación”, relata.

Sus tarifas varían según el diagnóstico que detecte. “Lo más tardado y costoso es el relajamiento de testículos u ovarios, cobro 300 pesos y me tardo media hora en atenderlos, pero una torcedura o luxación por 100 o 200”, detalla.

Un ungüento hecho a base de eucalipto y “otras yerbas”; costal, paliacate y sus manos son las herramientas de trabajo que utiliza este “huesero”, que a sus 48 años revela que su éxito estriba en aliviarse a sí mismo.

“Yo también necesito cuidarme y seguido voy al Mercado de Sonora a que me hagan algunas limpias, porque cuando sobas o curas a alguien te traes toda la energía mala de su cuerpo”, asegura.

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