Actopan, Hidalgo un sitio obligado a visitar

Su hermoso Ex Convento de San Nicolás de Tolentino y su rica gastronomía te enamoraran

Foto del avatar
Graciela Rodriguez Fierro Editora Estilo de Vida

A tan solo dos horas de la ciudad de México, Actopan, Hidalgo es un lugar que guarda sorpresas que estoy segura que te encantaran y una de ellas es su Ex Convento de San Nicolás Tolentino, una joya arquitectónica del siglo XVI muy bien guardada por los actopenses, que convierte a esta ciudad en un sitio obligado a visitar.

A esto se suma, su rica gastronomía y la cercanía con los balneareos de Ixmiquilpan, convirtiendo este viaje en una grata y recomendable experiencia.

Visítalo en fin de semana

Un fin de semana de un día o día y medio es suficiente para disfrutar de este paseo.  Su primer atractivo está a 10 minutos antes de llegar por la carretera principal, el santuario de El Señor de las Maravillas, en el poblado de El Arenal, una pequeña capilla en la que podrás admirar su imagen, considerada como muy milagrosa y a la que vistan miles de feligreses.

Después al llegar al centro de Actopan está su Plaza Juárez con su kiosko,  la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Municipal; el Parque Reforma que alberga el obelisco; y el Parque del Salto, ubicado en un antiguo estanque de paso del acueducto, mismos que podrás recorrer en poco tiempo por su cercanía.

El Ex Convento de San Nicolás Tolentino

Paso seguido camina hacia el Templo y el museo Ex Convento de San Nicolás de Tolentino, una belleza del siglo XVI que está conservada en su originalidad en un 80% y es una joya de la arquitectura colonial,  entrar en él  es todo un  descubrimiento por lo cuidado que está y la riqueza que guarda el inmueble.

Fue construido por la orden de los agustinos con la finalidad de iniciar la cruzada espiritual que trajo la conquista española, la edificación se inició en 1546 por Fray Andrés de Mata.

Su valor radica en que es uno de los  “conventos agustinos de mayores dimensiones que aún se preserva como testigo de la labor evangelizadora que los mendicantes promovieron entre los pueblos otomíes de la región”.

Cuenta con una Capilla Abierta, la más grande de América utilizada para la evangelización, ésta es el mejor ejemplo de cómo los frailes agustinos reunián a los indígenas para convertirlos al cristianismo, pues la cúpula es una descripción de lo que les pasaría si lo rechazaban.

 

Además del Temploy el Ex Convento, hoy convertido en museo,  su  arquitectura es de corte mudéjar con influencias posteriores del plateresco y neoclásico,  el Ex Convento es la parte más hermosa de este conjunto.

Destaca por sus dimensiones

El sitio destaca por las dimensiones de su espacio y su riqueza pictórica, pues  la mayoría de sus muros están pintados por manos indígenas y éstos son una muestra del trabajo de evangelización de los frailes, pero también de la manera oculta en la que el pueblo hñähñu (otomi) continuó adorando a sus dioses.

Pues en sus ideogramas, se pueden observar algunos de los seres que idolatraban y la presencia de la flor de cempasúchil en los ornatos, así como las garzas que correspondían a la simbología del pueblo mexica.

Para disfrutarlo es recomendable ir acompañado de un guía, el recorrido te puede llevar de tres a  cuatro  horas si visitas la capilla. Sin el guía, en una  hora y media ya estás fuera, pero no te quedará claro el valor histórico de este lugar.

Guarda retablos de Juan Correa

Además tiene una exposición fija de arte sacro muy bien cuidada donde podrás encontrar retablos de Juan Correa, pintor novohispano del cual existen retablos en la Catedral Metropolitana en la ciudad de México con temas relacionados con la Virgen de Guadalupe  y perteneciente  a la generación de Cristóbal de Villalpando.

La parte más atractiva del convento  es el cubo de la escalera, está  completamente pintado con temas relacionados con los frailes.

Además del comedor, el cual  tiene el techo completamente decorado, la recamara con esbozos de las pinturas murales, y en si mismo el diseño arquitectónico del sitio son parte de su gran atractivo.

Este centro religioso fue vital para la evangelización de la zona y fue influencia para la construcción de otros templos a los alrededores, además es  considerado como uno de los conjuntos  religiosos más completos pues contaba con su capilla abierta, templo, convento y huerto.

Disfruta de la gastronomía de su mercado

Después de visitarlo,  puedes comer en el mercado 8 de Julio que está muy cerca de ahí y disfrutar de un pulque en El Nahual  y probar el de “Día de Muertos”, compuesto de flor de cempásuchil, azahar y guayaba, además de otros  sabores.

Después de refrescarte, te recomiendo subir al segundo piso y degustar en su área de comida el Ximbó, un platillo tradicional de la región compuesto de pollo en adobo, acompañado de cueritos de cerdo, nopales y cocinado al horno con pencas de maguey ¡Una delicia! Por supuesto,  no puede faltar la tradicional barbacoa hidalguense, las gorditas de maíz y las quesadillas.

Y si eres amantes del pan, no dejes de probar su pan blanco que venden en bolsitas de cuatro,  es suave y gustoso, también puedes disfrutar de los cochinitos de piloncillo, tostadas de piloncillo y hasta de pequeños buñuelos. Ahí mismo encontrarás artesanías y dulces típicos.

Finalmente ya de retorno a México,  rumbo al  El Arenal puedes hacer una pequeña parada en la noche y admirar la luces que reflejan los municipios que componen el Valle del Mezquital, región otomí que es la frontera para la tierra semidesértica y que en el pasado estaba lleno de árboles de mezquite.

Es un viaje muy disfrutable en donde se come y se bebe  bien y se visita un monumento de arte colonial de grandes precedentes históricos.

El acceso al Ex Convento es de $70 y los domingos es gratis. Te recomendamos como guía al maestro José Hernández, un experto en la historia de este lugar, pues desde niño lo recorrió. Contacto: 772 124 00 33.

 

 

 

 

Imprimir artículo Síguenos en Google News

Post más visitados en los últimos 7 días