Amarillismo

Ciudad de México.- Andrés Manuel López Obrador ya no tiene los reflejos políticos que lo caracterizaban como opositor. Ahora como Presidente se enoja y contesta equivocadamente. Ante los 89 aspirantes y candidatos asesinados, acusó a los medios de amarillistas por cumplir con su obligación de informar.

“Los medios magnifican la nota roja y dan relevancia al amarillismo”, para enrarecer el ambiente político, dijo en su conferencia de prensa del jueves. No es así. No hay mala voluntad en la información como cree el tabasqueño.

El Presidente responsabiliza siempre a otros de los errores o incapacidades de su gobierno. Garantizar seguridad de los candidatos es obligación de los tres niveles de gobierno, particularmente en zonas donde el crimen organizado se mueve con toda tranquilidad.

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No quiere ver que 89 asesinatos políticos en siete meses no es amarillismo. Son muchas personas muertas por simplemente aspirar a un cargo de elección popular y no someterse a las condiciones de los delincuentes.

Tampoco entiende la labor informativa de los medios de comunicación, porque preferiría que omitieran la información que revela la incapacidad de su gobierno para frenar la violencia y los asesinatos.

Hay muchas zonas del país en donde mandan los narcotraficantes y lo hacen con toda impunidad porque la autoridad federal prefiere dejarlos actuar y no enfrentarlos, como lo mandata la Constitución, pues son grupos que atentan contra la paz y la seguridad de las personas.

Faltas tres días de campaña y no se pueden descartar más atentados contra candidatos. Por eso es necesario acabar con la confrontación que se alimenta desde Palacio Nacional y garantizar la integridad de todos los actores políticos.

El Presidente no puede ni debe minimizar ni normalizar la violencia que impera en todo el país. Tiene que actuar contra los grupos del crimen organizado que tienen asolados a los habitantes de todo el país, pero sobre todo en los estados en donde actúan con toda libertad.

México merece vivir en paz y con seguridad, y el presidente es el primer obligado a trabajar en ese propósito, sin declaraciones que solo violentan más un proceso electoral en el que salir a pedir el voto es todo un reto, porque existe el riesgo de perder la vida.

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