Voces autocríticas en la 4T

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- Hace once años corrían las elecciones intermedias de la Ciudad de México (CDMX) y el PRD, que acaba de cumplir 31 años, era una masa amorfa bien dividida en corrientes con liderazgos sólidos. 

La CDMX se dividia entre la de Nueva Izquierda, liderada por René Arce, y la Izquierda Democrática Nacional, de René Bejarano. Había otras tantas pero de menor peso. Eran felices y no lo sabían.

El entonces jefe de Gobierno de la CDMX, Marcelo Ebrard, veía al entonces senador Arce como la piedra en el zapato porque dominaba desde una década atrás la demarcación más grande de la capital del país, la joya de la corona, y eso le había costado enfrentar una verdadera Asamblea Legislativa del Distrito Federal en su primer trienio de gobierno y no una Oficialía de Partes como siempre la han tenido los Jefes de Gobierno. La oposición inteligente venía del mismo PRD.

Por eso el hoy canciller no dudó en echar a andar la aplanadora a Arce en Iztapalapa y junto a todas las tribus del PRD con el apoyo de Andrés Manuel López Obrador para quitarle a Arce Iztapalapa con el famoso Juanito, que a mentadas de madre le dejó la demarcación a Clara Brugada, quien sigue gobernando sin que haya cambios aparentes en la marginal Iztapalapa.

Arce había trazado una estrategia de repartir 10 mil despensas al mes (suena horroroso pero la izquierda siempre ha mantenido así el poder en la CDMX) en la demarcación desde nueve meses antes al proceso electoral para llegada la elección poder sacar a las urnas a 90 mil electores. La estrategia iba viento en popa porque incluso el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le había dado un golpe letal a Brugada al bajarla de la contienda para que en el cargo de candidata perredista quedara Silvia Oliva, mujer de Arce. Esa acción fue lo que detonó que Ebrard y López Obrador sumaran toda su fuerza para aplastar a Arce. Fue una elección de Estado al interior del PRD que marcó un antes y un después de la izquierda partidista en México. La historia viene a cuento porque una pieza clave para derrotar a Arce fue el político de izquierda Efrain Morales Sánchez, quien siempre congruente había roto lanzas con Arce por empecinarse en darle la candidatura a la delegación a su mujer y no a otros cuadros. 

Así convencieron a Morales de ir contra Arce. La elección se cerró en los 93 mil votos y la diferencia la puso Morales, quien hoy es diputado de Morena por Iztapalapa, pero ya desde hace varios meses rompió con López Obrador y la cuarta transformación y se ha vuelto una de las voces más críticas que evidencian no sólo lo endeble de Morena como partido sino dan sustento a los errores de López Obrador que se niega a escuchar al vivir ensimismado en Palacio Nacional. 

Al igual que el diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, el diputado local Morales es dueño de sus palabras y empezó por denunciar la corrupción rampante de Morena en el Congreso de la CDMX y ahora lo hace en torno a la errática conducción que hay de la epidemia del Coronavirus en México y en la CDMX, que es el epicentro de contagios y muertes.

Transcribo textual algunos de sus tuits que retratan el problema en el que estamos: 

“NO MENTIR , NO ROBAR Y NO TRAICIONAR AL PUEBLO . . . 

Tal parece que el Presidente @lopezobrador_  , olvido 2  de sus 3 celebres frases, pues miente  y al mentir, está traicionando al pueblo de México. MIENTE al decir que se tiene la infraestructura, los insumos, el personal y los medicamentos necesarios para atender esta PANDEMIA de COVID -19; UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS y ahí están las imágenes del Hospital General de Zona No.30 del IMSS en Iztacalco, con camas y equipo insuficientes, con los pacientes tirados en el piso; o los fallecidos arrumbados como si fueran costales de papas en el Hospital de las Américas en Ecatepec; ahí están los médicos protestando por falta de insumos para cumplir con su labor…”

Las palabras de Morales, luchador social, médico cirujano y abogado, cobran valor 11 años después y vuelve a mostrar congruencia ante los hechos. Es de valorarse su crítica porque estar en la nómina no lo hace acobardarse como muchos de sus compañeros que "callan como momias" y no se atreven a criticar una estrategia que no tiene más salida que a los cementerios por negligencia. 

En medio de esta epidemia podría uno pensar que se trata de una pesadilla, pero es la realidad con el mismo elenco y personajes como Brugada que ahí está sólo viendo como en su demarcación crecen los contagios y las muertes pero no tiene capacidad para generar políticas públicas que cambien la vida a los iztapalapenses porque como la mayoría de alcaldes son de ornato y en este caso sólo administran la desgracia. 

Hugo López Gatell, vocero de la epidemia, quien por cierto hace once años era un feliz empleado de Felipe Calderón, afirma que dice la verdad y México va bien; sin embargo, no debe olvidar que la historia juzga y por eso aqui un poco de historia de la CDMX.

NOCAUT. En este drama del Coronavirus está el fuego amigo a todo lo que da y Ebrard le dejó ir un dardo a Zoé Robledo y Claudia Sheinbaum por la compra a sobreprecio de ventiladores. Él los consiguió en Suiza con la empresa Hamilton, de las mejores del mundo a máximo 600 mil pesos, y el IMSS y la CDMX los compraron en más de un millón de pesos. Por lo menos en las adquisiciones en esta crisis debería haber coordinación porque con la salud no se juega y menos se hace negocio. ¡Abrazos, no periodicazos! 

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