Ciudad de México.- Hace 10 años, en abril de 2012, asesinaron en Veracruz a la periodista Regina Martínez, quien era corresponsal de la revista Proceso.
El impacto fue grande, porque se dio en un contexto de alta violencia contra la prensa y porque Martínez era una reportera apreciada y respetada.
La procuraduría veracruzana detuvo al probable responsable del crimen, quien confesó su participación en los hechos y señaló que su propósito era el de robar, aunque con posterioridad alegó que había sido torturado para declararse culpable. El sujeto recibió una condena de 38 años de prisión.
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La indagatoria despertó y despierta muchas dudas y por ello la entonces PGR ( ahora FGR) inició su propio trabajo al respecto. Hasta el momento no se conocen avances relevantes y las sobras de la impunidad parecen rondar el expediente.
Por eso es muy importante que el INAI haya ordenado a la FGR para que difunda, en una versión pública, los alcances del trabajo que han venido realizando en la Fiscalía.
Es de esperar que del contenido de la averiguación previa (AP/34/FEADLE/2012) se desprendan hipótesis interesantes, pero sobre todo que se tenga certeza sobre lo que ocurrió y que al ser una violación grave a los derechos humanos no puede reservarse.
En la FGR no quieren abrir su indagatoria, porque sostienen que ello puede afectar lo realizado, pero en el INAI no estuvieron de acuerdo con esos pretextos.
El argumento central, presentado por el comisionado Francisco Javier Acuña Llamas, es que la sociedad tiene el derecho a conocer esa información y que en una ponderación de lo que está en juego, entre la secrecía que requieren los fiscales y la información que se reclama, lo segundo es más importante.
El INAI demuestra, una vez más su utilidad pública, y deja claro que van a defender su mandato.
En todo caso, es una buena oportunidad para que se demuestre la supuesta voluntad de transparencia que dice imperar en quienes ahora gobiernan y si bien la FGR es autónoma, todos sabemos que se alinea a los dictados de Palacio Nacional cuando se requiere.
Sería terrible que entreguen una versión ilegible, como lo han hecho en otros asuntos, ya que esto solo generaría mayores dudas ante una asunto en el que lo que requiere es claridad.
La memoria de Regina Martínez merece que no existan ninguna duda de cómo y por qué perdió la vida y menos en un estado, el veracruzano, donde ser periodista era y es muy peligroso.
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