Lo que la CDMX necesita

Ciudad de México.- En las semanas que antecedieron la protesta de Claudia Sheinbaum como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el Congreso local estuvo en el centro del panorama noticioso particularmente por las disputas surgidas al interior del grupo parlamentario de Morena.

El 21 de noviembre se confirmó lo que hasta entonces se rumoraba: que la diputada Ernestina Godoy solicitaría la licencia indefinida de su cargo para incorporarse como procuradora del gobierno entrante.

Esto desató una pugna al interior de la bancada más numerosa del Congreso de la Ciudad de México, por definir cuál de los grupos en su interior tomaría las riendas de esta encomienda. 

Estas tensiones escalaron hasta el punto de que el senador Ricardo Monreal fuera acusado de intentar sobornar a una diputada de este mismo partido a cambio de apoyar la designación de José Luis Rodríguez Díaz de León, quien finalmente fue electo como nuevo vicecoordinador parlamentario.

Este es tan solo el último de los episodios protagonizados por las y los integrantes de la hasta ahora, poco honrosa, primera legislatura del Congreso de la capital del país.

Entre los anteriores podemos recordar la dificultad para integrar −y especialmente definir las presidencias− de las 40 comisiones ordinarias (más una especial, más los 6 comités) que hay al interior del órgano y el posterior rechazo a la designación de la diputada Sandra Vaca como presidenta de la comisión de Atención al Desarrollo de la Niñez. Del mismo modo fue comentado ampliamente el tema de la basificación de diversos empleados de áreas administrativas y de apoyo en el contexto de la transición de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México al Congreso.

El objetivo de este somero recuento es el ejemplificar el hecho de que esta primera legislatura se ha caracterizado más por sus actuaciones polémicas que por su productividad legislativa. Al respecto basta ver que entre su instalación y el 21 de noviembre de 2018 (fecha en la que Ernestina Godoy se separó de su cargo), se habían presentado 130 iniciativas legislativas por los distintos grupos parlamentarios, de las cuales apenas se han aprobado 10.

Se han quedado en el camino, entre otras, aquellas relacionadas con: reducir el financiamiento publico a partidos políticos, incorporar como causal de nulidad de una elección la violencia política y violencia política de género, otra más para tipificar la violencia política contra las mujeres en el código penal, o incluyo algunos proyectos de reconstrucción de zonas afectadas por el sismo de septiembre del año pasado.

El tema de la productividad de un Congreso no consiste únicamente en medir la cantidad de iniciativas que se presentan, sino también valorar la calidad y los méritos que tiene cada una de estas, y el trabajo de diálogo y construcción de consensos con otras fracciones parlamentarias en la búsqueda de encontrar los pisos mínimos comunes que permitan impulsar la legislación que requiere esta ciudad.

Dicho de otra forma, lo que nuestra Ciudad necesita es que las y los diputados locales pongan a la ciudadanía capitalina −a la cual representan− en el centro de su actuación cotidiana. 

Que recuerden que su trabajo puede impactar positivamente en la vida de los millones de personas que aquí vivimos y que se debe privilegiar la calidad de las propuestas, sobre la cantidad de estas.

 

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