El dilema francés y su derecha Frexit

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Terminó, de alguna manera, como Pedro y el Lobo, los avisos fueron cada vez más evidentes, y las posibilidades de la llegada de la ultraderecha a la cumbre del poder en Francia hoy está más cerca que nunca.

Si el partido de Marine Le Pen triunfa en las elecciones legislativas muchas cosas cambiarán en Francia.

Cohabitarán con el presidente Emmanuel Macron y colocarán un primer ministro, quizá Jordan Bardella, además de las carteras más relevantes, aunque la Constitución reserva el mando de las Fuerzas Armadas y las relaciones con el exterior al titular del Ejecutivo.

Las inquietudes y aún alarmas se apegan a la evidencia: hay una amplia corriente que no ve con malos ojos a una formación que, desde sus orígenes, ha coqueteado con el fascismo y el (neo) nazismo.

¿Cómo es esto posible? Diversos factores impulsan al populismo nacionalista, pero en el caso de Ressemblement National (RN) se desplegó toda una estrategia para descafeinarlo.

Es estableció el relato de que se trata de un partido de carácter ordinario, pero no es así.

En sus pulsaciones más íntimas, es una organización que puede destruir los cimientos de Francia, su carácter abierto al mundo y su esquema de seguridad social.

Son contrarios a la Unión Europea, aunque por el momento no plantean una especie de Brexit, lo harán en los hechos, cancelando políticas comunitarias o entorpeciéndolas, sobre todo las que tienen que ver con los migrantes. Ese es el derecho de preferencia nacional que pretenden establecer, seduciendo a sectores de la sociedad que están desencantados de los partidos tradicionales y que creen que buena parte de los problemas son agravados por los que llegan de otros lugares y, particularmente, de África.

Jean Quatremer escribió un texto revelador en Libération, “El Frexit escondido de la RN”. Ahí señala una de las claves de lo que se definirá próximamente: “Peligro: ¡una elección puede esconder otra! En las legislativas del 30 de junio y siete de julio, los ciudadanos del Hexágono también se pronunciarán sobre la pertenencia de Francia a la Unión Europea”.

El dilema francés y su derecha Frexit

Lo único que puede detener la llegada de los ultraderechistas es la unidad de la izquierda francesa. Se intentará por medio del Frente Popular, pero tienen que desterrar rencillas que ahora no son relevantes, y sobre todo convencer a los ciudadanos de que sí hay diferencias, que encumbrar a un partido como RN no es dar una oportunidad a otra vía, sino arriesgar a la democracia misma.

Los macronistas, los que quedan, pueden inclinar la balanza, pero para ello deben renunciar al argumento de “no elegir entre extremos”, porque parten de una premisa falsa ya que las corrientes y agrupaciones de la izquierda francesa, que estarán en la boleta, están muy lejos de los delirios de Le Pen y sus acompañantes.

Nuca se sabe cuándo se traspasarán las líneas, pero esta vez una derecha oscura, heredera de una visión del mundo excluyente, es la que encabeza las preferencias electorales, aunque por una diferencia pequeña ante el Frente Popular. Solo hay dos caminos, este domingo tendremos una idea de qué están pensando los franceses al respecto.

Publicado en Forbes México el 25 de junio de 2024.

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