Adán López Hernández y el poder del sureste

Mi amigo

Adán López Hernández y el poder del sureste. Es un hombre que reúne dos cualidades que son necesarias para el titular de la Secretaría de Gobernación: cercanía y confianza del presidente de la República.

Los secretarios exitosos lo han sido porque hablan en nombre del Presidente y porque pueden aspirar a sucederlo.

Lo primero para que tenga fuerza de interlocución y lo segundo para que en el ámbito interno, en el gabinete y en su partido, le tengan el miedo suficiente para que lo respeten.

Pronto veremos si estas variables se alinean entorno al nuevo responsable de la política interna.

Aunque mucho depende, por lo pronto, de quien lo nombró.

El presidente López Obrador eligió un paisano, ex priista, igual que él y su amigo, para conducir el último tramo de su gobierno.

Un secretario de cierre, con todas las responsabilidades y dificultades que ello implica.

López Hernández es poco conocido en el centro del país.

Aunque estuvo en el Senado, su trayectoria ha sido en el ámbito local.

De ahí partirá la visión de cómo deben hacerse las cosas y de cuál es la dinámica que conviene para su encargo: la consolidación de la 4T.

Es un operador político eficaz en terreno. En 2006 se alineó a López Obrador.

Por reflejo e instrucción, irá preparando el terreno para el 2024.

Tiene una visión anclada en lo local, bastante parecida a la de su jefe.

Su manejo de la pandemia resultó desastrosa y su relación con la prensa es difícil, ríspida.

 ¿Es lo que el país requiere? Quién sabe, pero es quizá lo que el Presidente necesita en esta etapa para que el proceso sucesorio no se salga de control: Dureza y docilidad a la vez.

Adán López Hernández y el poder del sureste

De Tabasco a Bucareli, López Hernández.

López Hernández llega a una Secretaría de Gobernación disminuida, sin las herramientas que tuvo en el pasado y con una interlocución compleja  con los gobernadores y con el Congreso.

Es un diseño que el propio Presidente le impuso y que funcionó para una figura como la secretaria saliente, la senadora Olga Sánchez Cordero.

Que López Hernández en realidad se encargue de la política interna del país,  dependerá de múltiples factores y de lo que esperen de su encargo que, por lo pronto, tendrá que enfrentar un Poder Legislativo que ya no será dócil a los deseos de Palacio Nacional.

Por lo pronto, tendrá que cabildear la reforma electoral, la que se vislumbra imposible, sobre todo si continúa el empeño de debilitar al INE y al Tribunal Electoral.

Aunque la seguridad dejó de ser una tarea de Gobernación, ya que ahora está en manos del Ejército, sí tiene que trabajar para garantizar la gobernabilidad democrática, sobre todo ahí donde poderes fácticos la amenazan.

De la coordinación del gabinete se encarga el propio Presidente, pero quizá con López Hernández esto cambie.

No creo que su llegada signifique un adorno y más bien es un enigma entre la apertura o la cerrazón.

Ya veremos y pronto.

Pero no hay que dejar de tomar en cuenta que el gobernador de Tabasco dejará su cargo porque algo espera en retribución.

Así suele ser la política y no tiene que ser distinto en esta ocasión.

Puede ser  sacrificio, pero también encarte.


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