MALINALCO, Estado de México. – Durante la temporada de Cuaresma y Semana Santa destaca la visita al Santuario del Señor de Chalma que, de acuerdo con la Secretaría de Cultura y Turismo, es considerado el segundo sitio religioso más visitado de México, después de la Basílica de Guadalupe.
Este lugar, se ubica en el municipio de Malinalco, a una hora con 20 minutos de la ciudad de Toluca y a dos horas de la Ciudad de México, fue fundado por los frailes agustinos en el siglo XVI.
Anteriormente se adoraba a Oztotéotl
Aquí, anteriormente los indígenas locales veneraban a un ídolo ubicado en una cueva, a la deidad de Oztotéotl ; sin embargo, éste apareció destruido y en su lugar se encontró un Cristo Negro, que ahora se conoce como el “Señor de Chalma”.
Existen diversos relatos en torno al origen de la imagen. Una de ellas sitúa que los frailes agustinos, como parte de la Evangelización de la Nueva España, buscaron la su sustitución del culto para que los habitantes de la zona de Ocuila dejaran de hacerllo, posteriormente se fundarían el pueblo de San Miguel de las Cuevas en 1537.
Se dice que fueron los frailes Sebastián Tolentino y Nicolás Perea, quienes habrían sacado de la cueva sagrada a Oztotéotl y lo habrían despedazado a los pies de la imagen de Cristo crucificado. Debido la creciente veneración a la nueva imagen, los frailes agustinos Bartolomé de Jesús María y Juan de San José promovieron la construcción de un monasterio de visita.
Su arquitectura es de estilo neoclásico
Arquitectónicamente, el Santuario del Señor de Chalma es de estilo neoclásico; destacan en su interior los conjuntos de esculturas de santos y pinturas con temas religiosos, que datan del siglo XVIII.
En la parte de la sacristía hay algunos lienzos anónimos de la Pasión de Cristo, la Magdalena y Santa María Egipciaca, la Conquista Espiritual, la aparición del Señor de Chalma y su traslado.
Entre los creyentes de la fe católica es tradición, antes de llegar al Santuario, acudir al árbol del Ahuehuete, especie representativa de la entidad, ubicado en Ocuilan; ahí muchas personas acostumbran a bañarse en las aguas que brotan de un manantial que se cree, tiene propiedades curativas.
Hay que entrar bailando al santuario como parte del ritual
Como parte de su visita, los peregrinos suelen comprar una corona de flores para llevarla puesta y después entregarla como ofrenda; además, al llegar al atrio del Santuario, es tradición bailar como parte de la manda.
En este periodo vacacional de Semana Santa, este punto religioso fue una visita obligada para turistas locales y extranjeros, quienes vivieron esta tradición religiosa del Estado de México.
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