La Ciudad de México (CDMX) va sin reparo alguno en convertirse en una ciudad mercancía, derivado de una visión mercantil del desarrollo urbano que poseen los gobernantes de la capital del país, quienes se subordinan al Poder económico.
La ex jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum realizó un convenio con la plataforma Airbnb para detonar el negocio de la renta de vivienda.
El pretexto fue la reactivación económica tras la pandemia que hundió las finanzas de la Ciudad y sus habitantes.
Pero ese desarrollo económico trae como daño colateral la gentrificación y la llegada de los famosos “nómadas digitales”, extranjeros que dejan una importante derrama económica a la CDMX pero evaden impuestos y expulsan a los capitalinos de su territorio.
Los especialistas en desarrollo urbano han descrito a la CDMX como una ciudad mercancía, paradójicamente, a partir de la llegada de la 4T que pregona el combate de los neoliberales.
Sólo es un asunto de propaganda porque en los hechos su guía es el neoliberalismo y en este negocio buscan una derrama económica de 74 mil millones de pesos al año.
CDMX mercancía
Sheinbaum se fue y dejó el convenio en marcha, que se signo el 26 de octubre de 2022, y en ocho meses la oferta de vivienda en renta creció exponencialmente.
Hoy en la CDMX la plataforma Airbnb oferta más de 25 mil vivienda en las 16 alcaldías, incluso las zonas rurales como Milpa Alta no se salvan de este fenómeno.
En esta edición presentamos un reportaje que nos aproxima a la dimensión del problema detonado por la ausente Sheinbaum.
Ahora la responsabilidad está en el Jefe de Gobierno sustituto, Martí Batres, quien tuvo a bien esta semana la ocurrencia de hacer un informe de su primer mes de gobierno.
Lo más rescatable de su discurso fue que no viene a administrar la CDMX. Batres, un hombre formado en la izquierda tiene una gran oportunidad de equilibrar el convenio con Airbnb que le dejó Sheinbaum y salvar a la CDMX del destino de una ciudad mercancía. ¿Lo hará?
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