Acoso sexual a mujeres aumenta en la CDMX

En lo que va del año, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) registró 564 víctimas de acoso sexual. 

El órgano capitalino contabilizó que, de 2020 a 2021 las víctimas oficiales incrementaron de 989 a 1,392. 

El aumento se ha mantenido constante este año: el mes de enero, fueron 77 los casos presentados; en febrero, la cifra pasó a los 90; marzo, presentó 132, mientras que abril llegó a los 171. 

Estos datos representaron un incremento del 122% en los cuatro primeros meses del presente año. 

Por su parte, según La Razón, la alcaldía Cuauhtémoc cuenta con el mayor número de casos registrados en lo que va del año, con 79 mujeres que reportaron haber sufrido de acoso. 

La Fiscalía aseguró que a esta demarcación le siguen la alcaldía Iztapalapa, con 61 víctimas y Gustavo A. Madero, con 51. 

Por otro lado, las zonas en donde se han presentado el menor número de casos son Milpa Alta, con tres víctimas, Cuajimalpa, con cinco y Magdalena Contreras, con siete. 

Acoso sexual no discrimina edades, pero sí en género 

La FGJCDMX acreditó que este tipo de delito no discrimina en grupos etarios: se tiene registro de que las víctimas suelen ser niñas desde los 7 años hasta mujeres de más de 60 años. 

Además, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por cada 9 delitos sexuales perpetuados hacia mujeres, hay uno cometido hacia hombres, por lo que, para estos hechos, ser mujer es un factor de riesgo. 

Cifras del 2019 señalaron que 19.2 millones de mujeres reportaron sentirse sometidas en algún momento de su vida debido a intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual.  

La ONU define al acoso sexual como:  

“Cualquier acto sexual cometido en contra de la voluntad de otra persona. 

“Ya sea porque la víctima no otorga el consentimiento o porque este no puede darse por razones de edad, discapacidad o por algún estado de inconsciencia”. 

Toda mujer o niña está expuesta a sufrir este tipo de abuso, sin embargo, existen distintos factores como la pobreza, etnia, discapacidad, estatus migratorio, entre otros, que aumentan la probabilidad de incidencia. 

La dominación través de este tipo de violencia provoca desigualdad y discriminación, por lo que es imprescindible garantizar servicios con enfoque a las víctimas y promover el cambio cultural.

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