Consulta solo para morenistas

La reforma eléctrica podría acabar con el PRI

Ciudad de México.- Para nadie es un secreto que en la consulta para “enjuiciar a expresidentes” solo participarán simpatizantes y militantes de Morena, quienes, evidentemente, votarán por el Sí, aunque en su mayoría acudirán a las urnas acarreados y sin saber exactamente de qué se trata.

El ciudadano sin partido ya acudió a votar el 6 de junio y no se prestará a un evento propagandístico que no tiene ni pies ni cabeza, porque para llevar a juicio a quienes han gobernado el país sólo se necesita que se presenten las denuncias e iniciar las investigaciones.

Sin presupuesto y obligado por la ley, el Instituto Nacional Electoral instalará, el primero de agosto, aproximadamente 50 mil casillas, cuando el 6 de junio fueron 162 mil; es decir, una tercera parte.

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Además, para que la consulta sea vinculante y pueda tener efectos jurídicos se requiere que participe el 40 por ciento de la lista nominal de electores, la cual se compone de casi 94 millones de ciudadanos.

Esto quiere decir que deberá ir a votar alrededor de 37 millones 500 mil personas, lo que no sucederá, porque quienes más acuden a las urnas son aquellos que pertenecen a la clase media, vituperada últimamente por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Aunque participe un número muy menor de lo requerido para que sea vinculante, ganará el Sí. ¿Qué va a decir al otro día el mandatario mexicano? ¿Tomará la iniciativa de presentar las denuncias por las que él considera se debe enjuiciar a los expresidentes (salvo Luis Echeverría)? ¿O se lavará las manos?

Será un gasto inútil. Más de 500 millones costará, dinero que pudo haberse aprovechado para comprar vacunas contra la Covid o medicinas para las niñas y niños con cáncer.

Nuestro país tiene otras prioridades que una consulta que no tiene razón, pero en el gobierno de la “austeridad republicana” importan más los eventos de alto impacto político y actos propagandísticos.

Es necesario retomar el rumbo. Buscar la conciliación en lugar de la confrontación. Desgraciadamente eso no está en el ADN del presidente López Obrador.

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