México entre violencia y batallas ideológicas

México entre la violencia y la crisis mediática
Foto: EPA

En tanto las calles mexicanas se anuncian como campos de batalla, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, asegura que México sólo atraviesa una crisis mediática.   

Hace dos semanas, las regiones del norte y del Bajío del país parecían arder ante los ojos de los espectadores. 

Cabezas cercenadas, asesinatos a civiles y narcoprotestas fueron, una vez más, las herramientas del crimen organizado utilizadas para demostrar su influjo en estas zonas. 

Así, el enfrentamiento entre el Gobierno y el narcotráfico continúa afectando colateralmente a población inocente. 

Las noticias se esparcieron y las redes sociales se incendiaron mientras todos se preguntaban: “¿Qué está pasando en México?”. 

La embajada de Estados Unidos emitió alertas para que sus ciudadanos no viajaran a seis estados del país. 

Y mientras el Presidente no descartaba la hipótesis de que los actos que desestabilizaron al país podrían haber sido perpetrados por la oposición, estos aseguraban que los hechos fueron premeditados para justificar la introducción de las fuerzas armadas.  

Entre las discusiones, lo cierto es que Chihuahua, Michoacán, Baja California, Jalisco y Guanajuato se han convertido en los estados más peligrosos del país. 

Razón que orilla a sus habitantes desde hace décadas a convivir tanto con la mecánica narcomenudista como con sus crecientes efectos colaterales. 

Ya que la extorsión, el multihomicidio y las desapariciones protagonizan los delitos en estos estados. 

Ante los hechos, las opiniones se polarizan al comparar las estrategias de seguridad entre el actual sexenio y el de Felipe Calderón, periodo en donde se inició la guerra contra el narcotráfico.   

México: El origen de la violencia 

Las expresiones de violencia que experimenta el país no son propias del presente sexenio; ante un problema tábico, es necesario hacer un ejercicio de memoria.   

Esto es lo que menciona el Doctor Rogelio Flores, investigador en el área de violencia, trauma y periodismo en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).   

“Los hechos del fin de semana no son aislados, forman parte de un conglomerado que ha estado presente durante mucho tiempo.    

“Sin embargo, esta es una tendencia que no viene de ahora, sino de sexenios atrás”, asegura Flores para Capital CDMX.   

El periódico Reforma expuso una cifra de más de 290 muertos durante los hechos de aquel fin de semana. 

Por lo que, días después de los estruendos oídos en el norte, el presidente López Obrador urgió por presentar pruebas que declinaran las hipótesis presentadas por los medios.   

Con un video proyectado durante la conferencia matutina del lunes pasado y la exposición de cifras oficiales que indicaban una paradoja, López Obrador refutó a la prensa. 

Aseguró que el fin de semana que se percibió en llamas había sido el menos violento del año.   

“Se presentan actos vandálicos de tinte propagandístico en Baja California y hacen escándalo nacional, propaganda en los medios”, dijo López Obrador.   

Con respecto a las inconsistencias entre los datos y la percepción de la realidad, Flores señaló a los medios y las redes sociales como una de las causas de la disonancia.   

“Creo que hay una lucha mediática, política e ideológica detrás del tema de la violencia y eso no ayuda dentro de la solución de los problemas”, apuntó el Doctor.   

El narco enraizado   

La crisis de violencia en México viene fraguándose desde cientos de años atrás y las expresiones de ésta, enraizándose dentro de la cultura.   

Por ejemplo, los multihomicidios, término que ha comenzado a popularizarse en consecuencia de los informes mensuales de seguridad, no son propios de este periodo.   

Flores ofreció un recuento histórico, en el que mencionó sus inicios con la matanza de 1986, el Jueves de Corpus y la Guerra Sucia.   

Así, el crimen organizado aprendió de los gobiernos y sus planes de acción comenzaron a fundirse con los de su tutor. 

“Hice un recuento del periodo del 22 al 28 de octubre de 2010 y contabilicé al menos 7 multihomicidios con por lo menos 60 muertos.    

“La mayoría eran adolescentes que no tenían nada que ver con el crimen”, explica. 

La sangre continúa vertiéndose con Calderón y los asesinatos contra migrantes, llevando de la mano al gobierno de Enrique Peña Nieto para perpetrar sus resonadas masacres como las de San Fernando, Tlatlaya y Cadereyta.  

Al igual que el fenómeno de las desapariciones, el homicidio y el multihomicidio han sido consecuencias de ejecuciones estructurales por dominar la administración del país.  

El especialista afirma que, de esta forma, las y los mexicanos se han convertido en víctimas destinadas a vivir bajo el yugo de los intereses del crimen organizado. 

Deficiencia en la estrategia de seguridad 

En contraste con la perspectiva que buscan proyectar los informes mensuales, datos del INEGI demuestran que la violencia no ha logrado ser contenida.  

A casi cuatro años del inicio de su mandato, el sexenio de López Obrador ha presentado las cifras más altas en cuanto a homicidios dolosos. 

Superando así a gobiernos como los de Salinas de Gortari (40,453 homicidios registrados durante la primera mitad del sexenio), Felipe Calderón (60,319) y Enrique Peña Nieto (81,299). 

El estudio de la agencia TReaserch proporciona un parangón entre los primeros 45 meses de los mandatarios anteriormente mencionados.  

Y con 131,866 víctimas a la fecha, el Gobierno de la 4T encabeza la encarnizada lista.  

En respuesta, Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, ofreció una comparativa en relación con las tendencias delictivas.  

Además de demostrar reducciones de manera general en delitos del fuero federal, la funcionaria señaló las variaciones como una arista añadida a tomar en cuenta para los juicios.  

Y bajo este precepto, explicó que, si bien los datos actuales demuestran mayor incidencia delictiva, es importante señalar el comportamiento de los mismos.  

Por ejemplo, durante la primera mitad del gobierno de Salinas, la variación fue de 9.2% al alza y con Felipe Calderón, se incrementó un 192.8.

El fenómeno continuó con un crecimiento del 59.4% en el mandato de Peña Nieto mientras que, con la actual presidencia, se ha presentado una reducción del 10.4%

La batalla ideológica detrás de la violencia en México

Las premisas se dividen en partidos y mientras algunos se basan en cifras oficiales, otros defienden los datos de organizaciones civiles para formar argumentos. 

Y si bien esto representa un sano ejercicio democrático, el conflicto se transforma en combustible para perpetuar la lucha ideológica que nubla la posibilidad de comprender qué es lo que pasa en el país. 

Es imprescindible un análisis objetivo a partir de matices no contaminados por creencias. 

Los datos presentados por el Gobierno se muestran esperanzadores, sin embargo, el discurso del presidente parece minimizar el ostensible fenómeno que azota a los mexicanos.  

Errores y el ejercicio de una corrupción estructural han determinado un eterno sendero hacia la pacificación del país.   

Y si bien el problema no se generó durante el presente sexenio, Flores añade que las medidas que se han tomado han sido insuficientes.   

Por lo que considera imperativo el ataque estratégico dirigido a distintos rubros: 

“Estoy hablando de la justicia, de la reparación del daño a víctimas, del combate a las causas: pobreza, desigualdad.   

“Y también del combate a la mala distribución de las riquezas. No es un camino fácil, son soluciones estructurales.   

“Yo sí creo que hay mucho por hacer, pero no podemos quedarnos en una batalla ideológica que de nada nos sirve”, concluye el investigador de la UNAM.

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