Las formas de la cooperación. Nuestra creciente desigualdad social puede ser enfrentada con medidas innovadoras para establecer una economía del bien común.
Los derechos sociales no pueden abandonarse porque representan un poderoso instrumento de la dignidad humana.
Desde el momento en que nacemos tenemos el derecho a vivir, a nutrirnos, a cubrirnos, a protegernos, a instruirnos, a curarnos de las enfermedades, a movernos libremente o a comunicarnos, por lo que estos derechos no pueden estar determinados por el mercado.
La cooperación social y económica tiene tres componentes: una ética del reconocimiento, una práctica de la reciprocidad y una forma de relación interpersonal en el campo político y jurídico.
El derecho y la política son las redes que dan sentido a la interacción social y económica.
Una alternativa para combatir las diferentes expresiones de la desigualdad social que observamos está representada por la organización cooperativa de productores de bienes y servicios.
Esta semana el Congreso local discutirá sobre la pertinencia de las cooperativas en la Ciudad de México.
La cooperación pertenece al mundo de las acciones comunes y se justifica por la exigencia de perseguir aquellos valores que como la confianza, permiten establecer una infinidad de relaciones duraderas entre las personas.
Ella impone la búsqueda de nuevas modalidades de acción para alcanzar objetivos sociales.
Las formas de la cooperación
La cooperación proyecta el abandono del mundo de las necesidades y los intereses individuales para perseguir el bienestar colectivo.
Es una obra común de carácter cooperativo que se realiza mediante el concurso de todos.
Por ello se afirma que las instituciones sociales son el resultado de la acción y de la interacción entre los individuos.
Las acciones económicas, como aquellas jurídicas y políticas, pertenecen a la categoría general de las acciones comunes.
Su permanencia requiere de un vínculo estable con la participación de otros sujetos que conduzca a la unificación de objetivos y esfuerzos.
Para alcanzar el acuerdo, es decir, el encuentro entre voluntades distintas, las partes deben tener una intención común compartiendo las expectativas sobre los posibles resultados.
En la cooperación surge el dar para recibir.
Los ciudadanos representan el verdadero capital social del país.
Cooperativas
Frente a la actual confusión respecto a los valores que deben guiar nuestras acciones, y sobre las estructuras sociales e institucionales, los sujetos de la sociedad civil, las comunidades locales y las formas de la participación que son jurídicamente posibles, debemos remitirnos a la primera Constitución Política de la Ciudad de México que abrió las puertas a la progresividad de los derechos económicos y sociales, estableciendo en su artículo 10 la obligación para las autoridades de impulsar la integración y el funcionamiento de cooperativas de personas trabajadoras y otras formas de organización productiva del sector social de la economía, que contribuyan al desarrollo económico y al mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes.
Consecuentemente, la cooperación debe ser concebida como una forma de organización social integrada por personas concretas en base a los intereses comunes y los principios de solidaridad, el esfuerzo propio y la ayuda mutua con la finalidad de satisfacer necesidades individuales y colectivas por medio de actividades económicas de producción, distribución y consumo de bienes y servicios.
La cooperación forma parte de lo que conocemos como Tercer Sector, al que se le atribuye un rol decisivo para enfrentar con éxito, algunos de los problemas emergentes de nuestro tiempo, asociados al incremento del desempleo, la crisis del Estado Social y el creciente malestar de la población.
El Tercer Sector representa una gran diversidad de realidades asociativas que se sustentan en la cooperación social y económica entre los ciudadanos.
La cooperación expresa la confianza, la reciprocidad y la justicia.
TE PUEDE INTERESAR: Senado recibirá en diciembre la reforma eléctrica
Imprimir artículo
