“Alito”, ni con Del Mazo ni con nadie

La reforma eléctrica podría acabar con el PRI

“Alito”, ni con Del Mazo ni con nadie. El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, podría ser un buen prospecto a la candidatura presidencial del PRI. Su gobierno así lo acredita.

Sin embargo, la cofradía encabezada por Alejandro Moreno Cárdenas, actual dirigente priista, no lo dejará pasar.

“Alito”, como le gusta que le digan, quiere al partido, a las bancadas en el Congreso y la candidatura presidencial para él.

Y aunque en las elecciones de junio no haya sido capaz ni siquiera de ganar su estado, Campeche, cree que puede salvar al partido.

El 6 de junio, el PRI, como partido, solo ganó 11 de 300 distritos. Un pésimo resultado para un dirigente.

Pero por su cinismo y ambición se mantienen al frente del viejo partido del que solo queda un maloliente cascarón.

Alito”, ni con Del Mazo ni con nadie

Del Mazo mostró el músculo en su Informe de Gobierno. Lo acompañaron las principales figuras de la llamada Cuarta Transformación.

La jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López; el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal.

Así como los presidentes de la Cámara de Senadores, Olga Sánchez Cordero, y de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna.

A pesar de eso y de su buena relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador, Del Mazo no será el abanderado priista en 2024.

Sin posibilidad frente a Sheinbaum o Ebrard

Moreno Cárdenas tiene, hasta ahora, su apuesta echada: una alianza con el PAN y el PRD para ir juntos a la elección presidencial.

En caso de no lograrse, será él quien se “sacrifique” y se envuelva en la bandera para “salvar” al PRI de la catástrofe.

Sería un acto de sobrevivencia política más que una opción para recuperar la Presidencia. “Alito” no tendría ninguna posibilidad frente a Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard.

Moreno llegó a la dirigencia priista para hacerse de todo el poder, aplastar a verdaderos liderazgos y ejercer el control de un partido en peligro de extinción.

Encabeza una dirigencia de cuates, cuotas y cómplices. En el pecado llevará la penitencia.

Convertirá al PRI en un partido de un solo dígito y lo sentenciará a su desaparición.

A Del Mazo y a otros posibles aspirantes, aún con buenas credenciales, no los dejará pasar.


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