La resurrección de Iturbide

Ciudad de México.- El capricho de elevar los reclamos hacia España, por hechos ocurridos hace 500 años (cuando ese país no existía) está lejos de terminar y tendrá un momento culminante a lo largo de las celebraciones que el gobierno promoverá este 2021 y en el que destacarán los siguientes capítulos: La fundación lunar de Tenochtitlán (así como se escucha), la invasión de los españoles y la consumación de la independencia.

En los estudios de historia no existe ni acuerdo ni precisión sobre la fecha fundacional de lo que, con el tiempo, sería la Ciudad de México.

En general se coincide en 1325. En la 4T tienen otros datos y señalan que el acontecimiento fue en 1321.

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Por supuesto que esa afirmación no proviene de libro alguno y mucho menos de estudiosos del pasado relevantes, pero se ajusta a las necesidades del momento. En Palacio Nacional quieren fiesta y la habrá, faltaba más.

Lo de la invasión española no es sino una extensión de las cartas enviadas al Rey de España para que se disculpe de las atrocidades que habrían cometido sus paisanos.

Es una tontería, porque el periodo de la conquista y sus ramificaciones en el Virreinato son de una complejidad que no admiten semejantes simplificaciones.

México es el producto de un encuentro violento, pero a la vez social y cultural entre dos civilizaciones y por ello hablamos castellano y pertenecemos a una cultura católica.

Lo de la invasión, por desgracia, será un motivo más para fomentar divisiones en la sociedad y para tratar de que anide una idea distorsionada del pasado que se acople a las necesidades ideológicas del momento y entre ellas la que pretende establecer que en estas tierras siempre hubo un pueblo bueno sometido por los conquistadores, los conservadores y los neoliberales.

La idea es que ya hay salvador de aquel mundo idílico que vinieron a perturbar los extranjeros.

Los festejos culminarán con la consumación de la Independencia, un hecho en que hay un personaje central, aunque vilipendiado de la historia patria: Agustín de Iturbide.

Es justo por eso, que a lo largo de los años las efemérides celebratorias se sitúan en la gesta del cura Miguel Hidalgo, aunque su alzamiento no haya llevado a nada, al menos en los dos lustros posteriores.

Será interesante ver como acoplan, o no, a Iturbide en la narrativa que tiene la función servir de propaganda en año electoral, y por ello las precisiones historiográficas pueden quedar para mejor ocasión.

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