La caída de López-Gatell

La reforma eléctrica podría acabar con el PRI

La estrella del otrora rockstar de la llamada Cuarta Transformación, Hugo López-Gatell, se apagó, viene la caída.

Su protagonismo, locuacidad y enfrentamiento con Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard lo derrumbaron.

Ya no tiene la confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lo protegió hasta que llegó un punto en donde se volvió indefendible.

A poco para llegar a los 250 mil fallecimientos por Covid –aseguró que 60 mil serían una “catástrofe” –, ya no tiene cabida en el equipo presidencial.

Parece que el Presidente no toleró que llamara “golpistas” a padres de niñas y niños con cáncer en un programa de la televisión oficial.

La caída de López-Gatell

Desde entonces, el “zar” anti-Covid desapareció de la escena pública y sólo aparece los martes, cuando en la conferencia matutina en Palacio Nacional.

Sólo los “martes de la salud” tiene autorizado hacer uso de la palabra, pero lo hace bajo la mirada y escrutinio presidencial.

López Obrador no exigirá su renuncia, porque sería aceptar que se equivocó al brindarle su confianza y defenderlo.

Eso lo hizo el presidente a pesar de los errores cometidos en el manejo de la pandemia y las declaraciones contradictorias que lanzaba todos los días.

No pedirá su renuncia

El Presidente no acepta que comete errores y menos públicamente. Por eso, el subsecretario se mantendrá en su cargo, pero disminuido su campo de acción.

López-Gatell cambió su rol de científico por el de un mal político. Así manejó la pandemia. Fue incapaz de decirle “no” al presidente.

A cambio prefirió la zalamería para hacerse de la titularidad de la Secretaría de Salud y posicionarse como posiblecandidato presidencial.

Su ambición lo llevó a cometer innumerables errores, desde minimizar la Covid, y actuar irresponsablemente.

Presentar un modelo “centinela” que nunca funcionó; negar la utilidad del cubrebocas, y negarse a realizar pruebas para detectar el virus detonó los contagios.

En 2009, López-Gatell sufrió de lo mismo. Presentó cifras equivocadas sobre la Influenza A-H1N1. El entonces presidente Felipe Calderón lo marginó del equipo de expertos.

En 2018, López Obrador lo rescató sin imaginar –como nadie lo podía hacer– lo que vendría. Le dio su confianza, misma que defraudó el epidemiólogo.

Su caída era previsible, aunque después de tantos yerros es tardía, porque costó muchas vidas.


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