Los tres jóvenes fueron sentenciados a 23 años de prisión por no evitar un homicidio en el que ellos no participaron.
Hace poco más de un año, Joshua, Mauiricio y Damián, tres jóvenes en condición de calle, se involucraron en una pelea.
Durante el acto, uno de ellos salió lastimado por unas tijeras.
Mientras esta escena ocurría, un asesinato fue avisado por el sonido de un arma de fuego a unas calles de la riña.
A varios metros de distancia del crimen cometido, uno de los jóvenes involucrados en el altercado decidió denunciar los hechos ante los policías que rondaban la zona.
En respuesta, los elementos de seguridad acudieron con los ahora inculpados y los amedrentaron para subir a la patrulla.
A punta de golpes, amenazas y forcejeos, los sujetos fueron trasladados al Ministerio Público.
En el camino, los agentes los responsabilizaron del homicidio perpetrado a varios metros de distancia.
Los tres jóvenes relataron que, en ese momento, no tenían conocimiento sobre sus derechos.
Aun así, los jóvenes se mantenían positivos ante la situación, esperando ser liberados finalmente.
La incompetencia de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX comenzó al abrir una carpeta de investigación bajo el delito de homicidio con arma blanca a pesar de que el delito se cometió con un arma de fuego.
Poco más de año después de transcurridos eventos, Joshua, Mauricio y Damián se encuentran detenidos en el Reclusorio Oriente.
Jóvenes detenidos sin pruebas: la participación irregular de la Fiscalía
El abogado defensor de los jóvenes, Salvador Herrera, aseguró que la Fiscalía imperó en el encierro de los inocentes mediante explicaciones escuetas.
Ya que, a falta de evidencias, las autoridades justifican el encarcelamiento por participación indirecta.
Específicamente, por no haber evitado el homicidio.
Las investigaciones no pudieron confirmar que ninguno de ellos portara un arma de fuego.
Tampoco los pudieron culpar a través de las pruebas de ADN, luego de que los resultados fueran negativos en los análisis sanguíneos.
Ni pudieron ser señalados en los videos obtenidos del C2.
Según Herrera, la única persona que presencio la inocencia de los jóvenes, Saúl, fue obligado a testificar en contra de los detenidos.
Tiempo después, Saúl perdió la vida por lo que no pudo verificar su versión ante el juez.
Las irregularidades del caso siguen sin resolverse en tanto los acusados son privados de sus derechos dentro del reclusorio.
Con información de: Animal Político
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