El partido necesario

El partido necesario. La formación de la alianza legislativa opositora es la demostración de la capacidad de resistencia social y política democrática que desarrollaron organizaciones y ciudadanos, buscando poner un freno a la forma de poder autocrático y populista que la 4T impone en México.

Esta coalición unificada para los trabajos de la LXV legislatura que iniciará en breve, expresa entre otros atributos el pluralismo de sus integrantes quienes reflejan, a su vez, la diversidad de posiciones políticas existentes en nuestro país.

Muchos piensan que los triunfos electorales que hicieron posible esta coalición legislativa se debieron a una unidad coyuntural del bloque opositor, mientras que otros asocian los avances con la preocupación social producida por la cancelación de derechos adquiridos derivada de las políticas gubernamentales.

Sin embargo, pocos son quienes consideran que los ciudadanos votaron por los partidos inspirados en sus propuestas políticas.

Los triunfos no deben esconder la presencia de una crisis de credibilidad y en ocasiones de legitimidad en todos los partidos lo que afecta su viabilidad política.

Próximamente, la mayoría de las organizaciones partidarias opositoras renovarán a sus dirigencias y realizarán congresos nacionales.

Pero deberán hacerlo prestando atención al reclamo ciudadano para impulsar transformaciones internas que no sean solamente cosméticas, sino que atiendan las causas estructurales que produjeron los esquemas antidemocráticos, jerárquicos y oligárquicos que persisten a su interior.

Los ciudadanos se preguntan sobre la viabilidad de estructuras organizativas que tuvieron su origen en etapas históricas anteriores.

Además, plantean a los partidos demandas para incluir en sus agendas políticas que muchas veces son ignoradas.

Se trata de un nuevo electorado sin militancia política en busca de representación organizativa.

Esta es una poderosa razón para impulsar al interior de la coalición opositora un agregado partidario social, liberal y democrático.

El partido necesario 

Dicha opción de izquierda socialdemócrata solo puede tener futuro si decide reorientarse sobre el paradigma de la ciudadanía.

Es decir, comprometerse en la batalla por los derechos civiles.

Se trata de modelar un nuevo partido capaz de interpretar a los ciudadanos y de convertirse en un poderoso vehículo de movilización y representación electoral.

Aunque el lopezobradorismo puede ser considerado una “errática anomalía” de nuestro proceso de transición política hacia una democracia de calidad, es necesario considerar la urgencia de construir una opción alternativa, inspirada en los principios de la socialdemocracia que permita contrastar política y culturalmente al partido en el poder.

Una estructura antidemocrática que se caracteriza por formas de militancia activa, por la inversión de grandes energías en el territorio y por la asistencia clientelar a sus electores.

Los procesos de presidencialización que actualmente afectan a nuestras democracias se presentan bajo la forma de liderazgos carismáticos, populistas y mediáticos que son contrarios al pluralismo típico de las modernas democracias.

Nuestro país reclama una opción socialdemócrata que abandone las estrategias obsoletas que inspiraron a la vieja clase gobernante.

Por ello, es necesario definir los ejes programáticos del nuevo agrupamiento político que debe ser, contemporáneamente, social, liberal, tolerante y pluralista, con una estrategia que permita contrarrestar la restauración del antiguo régimen de partido de Estado y que sustituya definitivamente el modelo del presidencialismo autoritario.

La socialdemocracia que viene debe sustentarse en el liberalismo político y en un proyecto social que conciba a la igualdad como un reclamo de justicia orientado a la equidad.

La justicia es la primera virtud de las instituciones democráticas que busca otorgar a los individuos aquello a lo que tienen derecho.

Debe enarbolar un programa de emancipación sustentado en la dignidad de las personas y dotar de representación a una creciente comunidad de ciudadanos exigentes, disidentes, anticonformistas y defensores de una estricta libertad de pensamiento y expresión.


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