¡Y llegó el día de muertos!

Aquí está su calaverita

¡Y llegó el día de muertos!

No se preocupen, y alégrense mejor. ¡Llegó el día de muertos!

A pesar de que son fechas en las que la nostalgia se respira, hoy es el momento en el que rememoramos a los que se fueron, pero han regresado para hacerse presentes. Nunca lo olviden.

¡México lindo y querido! escribía Chucho Monge, uno de los letristas mexicanos más amados de la mítica mexicana. Y es en aquella frase que se engloba el sentir nacional en estas fechas en donde bajamos la mirada y observamos a los que se fueron, pero luego la alzamos y con la memoria los hacemos presentes.

Dentro de nuestra bella cultura mencionamos: genio y figura, hasta la sepultura, para referirnos a aquellos familiares que, de peculiar manera, nos sacaban de nuestras casillas en vida, pero que hoy se encuentran latentes en nuestras sonrisas.

Y como olvidar el clásico: al diablo la muerte mientras la vida nos dure. Frase donde se explaya la manera en que en México, observamos, vivimos, y gozamos la muerte de una manera tan cómica, feliz y radiante; donde nos reímos y lloramos con ella. Y en algunas ocasiones (porque a veces pasa) la alentamos pa’ el suegro y pa’ la suegra.

Pero tranquilos, no se la tomen tan a pecho, en México la muerte es cultura viva, y aquí es donde radica la manera en que bromeamos sobre esto, pues la vida no hay que tomarla tan en serio, pues esta es tan corta que en ciertas ocasiones hay que reírnos de ella. Pues la «Huesuda» también tiene sentido del humor, y entre más se rían de ella, más va a tardar en llevárselos.

Aquí es donde llega otra frase típica: al vivo le falta y al muerto le sobra. Y toda la razón tiene mi madre, pues ella comenta que «no hay muerto malo». Por esta misma razón, el Día de Muertos existe porque hay que aprender a venerar a los vivos antes de que se nos vayan.

Porque cuando los vivos se van, «pa´ que les lloras», mejor llórales en vida, después ya no tiene caso. (Este es un buen momento para marcarles por teléfono a los tuyos, y decirles cuánto los quieres, no esperes a que sea Navidad, pues quizás antes te me vas).


¡Y llegó el día de muertos!

Pero aún así: a la muerte con una sonrisa, pues ya si te reíste de ella, y no lo tomó como algo gracioso, afloja un poco y déjate llevar, el momento llegó y tómalo de la mejor manera.

Pero antes de que te vayas y no puedas seguir leyendo esto, recuerda que haz tenido una buena vida, y ya lo que pase después ni te corresponde, ya que se preocupen los demás; en una de esas te festejan el siguiente año. Al fin que pa´ morirnos nacimos.

Y ya si en esas andamos, y la «Huesuda» te alcanzó: los muertos al cajón y los vivos al fiestón. Regresa el siguiente año y seguramente en la ofrenda habrá mandarinas y cerveza. Esta última no sabes cuanto a los muertos nos gusta, pero no lo olvides, guarda las mandarinas y hazte una agüita, créeme que para la cruda te va a caer a todo dar.

Aún así hay que recordar que: si nada nos salva de la muerte, que al menos el amor nos ayude, y con mayor razón, pues si tienes pareja ¿Pa´que la dejas? mejor regresa, maneja con cuidado, abrázala y bésala.

Y por favor, no me llores, no, porque si lloras yo peno. En cambio si tú me cantas, yo siempre vivo y nunca peno. Entonces prende la bocina, dale un trago a tu tequila, ponte las de Javier Solís; ponte las de Aguilar; ponte las de Chente; ponte las de Infante, y con eso, en serio, créeme, me llevarás a todas partes.

Al fin y al cabo existí, después de todo la muerte es síntoma de que hubo vida. La catrina al muerto se va a llevar, pero en la fiesta se va a quedar.

Y de una vez se los digo: hay que vivir sonriendo para morir contentos.

Pero siempre entre flores, colores, sabores y olores, recordamos a quienes ya no están.

¡Feliz Día de Muertos!

¡Ahhh! y por cierto, antes de que se me olvide, y se los digo de corazón, tanto el Rey como el Peón terminamos en el mismo cajón.

Calaverita dedicada a mis compañeros de Capital CDMX


 

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