Transportarse en Tláhuac, entre la inseguridad y la anarquía

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Transportarse en Tláhuac, entre la inseguridad y la anarquía.

En Tláhuac la movilidad ha colapsado.

Los habitantes de la demarcación y del olvidado sureste del valle de México, están condenados a trasladarse entre la inseguridad y la anarquía.

Aquí la autoridad la imponen los choferes del transporte público concesionado y sus cacharpos colgados en las puertas de los camiones.

Los mandamás son los operadores de las rutas 44, 56 y los camiones con derroteros provenientes del Estado de México.

Se suman los mototaxistas que circulan veloces y en contrasentido por calles angostas y llenas de baches.

Cobran lo que quieren y hacen lo que quieren.

OLVIDO GUBERNAMENTAL EN TLÁHUAC

La atención gubernamental que hubo en la zona, inmediatamente después del colapso de la trabe de la línea 12 del Metro, se ha relajado a casi seis meses de la tragedia, pero persiste la inseguridad y la anarquía.

La suspensión del servicio en la línea 12 complicó el tráfico en el territorio y el problema no solo se concentra en la avenida Tláhuac o por donde pasa el tramo elevado del Metro.

Las dificultades para transportarse en la demarcación se extienden hacia zonas cercanas a los límites de la alcaldía con el Estado de México, como la carretera Tláhuac-Chalco.

Sobre esa avenida se encuentra en Hospital Materno Infantil de la demarcación.

LA FOTO DEL CAOS AL TRANSPORTARSE

Llegar a este hospital es una peripecia, por la saturación del tráfico y de vialidades mal planeadas que a cualquier hora son un cuello de botella.

En las inmediaciones del hospital hay paraderos, lanzaderas y hasta improvisadas zonas de pernocta de camiones en predios baldíos e incluso sobre la misma avenida.

A ello se suma que en la carretera y casi frente al hospital hay un mercado de puestos semifijos, donde comerciantes informales venden artículos electrónicos y discos.

Los camiones del transporte público concesionado, las vagonetas y los microbuses, muchos de ellos “piratas”, saturan la arteria y provocan un severo caos.

La carretera Tláhuac-Chalco, de solo dos carriles, es a cualquier hora la fotografía del desorden, que se acentúa en horas pico donde prevalece la inseguridad y la anarquía.

Aquí es donde el gobierno de Claudia Sheinbaum busca conectar a los habitantes de Tláhuac con el municipio de Chalco a través de una nueva ruta de trolebús.

Para quienes viven en la zona la pregunta es si un medio de transporte como el trolebús resultaría viable.

Vecinos opinan que sí y dicen que ya es hora de más atención gubernamental en el sureste capitalino, porque aquí los habitantes dicen sentirse pobladores de cuarto mundo.


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CAER EN LA LAGUNA DE TLÁHUAC

El profesor Carlos García, vecino de la colonia Quiahuatla, resume en una frase la problemática de movilidad: “Es un gran foco de inseguridad por donde se le vea y el transporte es una anarquía total”.

Integrante de la Comisión de Participación Comunitaria (Copaco) de su colonia, acusa que durante la pasada administración de Raymundo Martínez Vite como alcalde se fomentó esa inseguridad y la anarquía.

En ese trienio se permitió que aparecieran bases como la del Frente Popular Francisco Villa en la avenida Rafael Castillo y la carretera Tláhuac-Chalco.

Eso incrementó el descontrol en las vialidades.

A ello se suma lo angosto de las avenidas que, sobre todo en temporada de lluvia, agregan un elemento más al peligro de transitar por aquí.

“Déjame decirte que se han ido a las lagunas los camiones con todo y pasajeros y no uno o dos, son varios eventos.

“Sobre todo en la época de lluvias o en las noches cuando hay poca visibilidad”, narra el profesor de secundaria.

Los camiones que se van a la laguna son los que circulan justo sobre la carretera Tláhuac-Chalco.

Esa es una vialidad de dos carriles, sin alumbrado, despoblada, de aproximadamente tres kilómetros de extensión, cuyo único límite con la laguna son dispersos árboles de ahuehuete a los costados.

De un lado de la carretera está la Laguna del Valle de Chalco, del otro los humedales de Tláhuac.

“Es una vialidad secundaria que debería ser primaria y eso ahonda a los accidentes, a la inseguridad.

“Cuando se descompone un carro ahí se hace un relajo a la mitad y no se diga cuando se llega a caer”, explica el profesor.

Recién jubilado como maestro de secundaria, ahora Carlos García maneja un taxi, por lo que conoce todos los problemas de tráfico de la demarcación.

TRANSPORTARSE EN TLÁHUAC, ENTRE LA INSEGURIDAD Y LA ANARQUÍA 


CIFRAS DE ACCIDENTE DE TRÁNSITO POR ALCALDÍAS EN 2019

-Álvaro Obregón: 675
-Azcapotzalco: 521
-Benito Juárez: 935
-Coyoacán: 973
-Cuajimalpa: 45
-Cuauhtémoc: 2 mil 163
-Gustavo A Madero: mil 379
-Iztacalco: 527
-Iztapalapa: mil 381
-Magdalena Contreras: 43
-Miguel Hidalgo: mil 76
-Milpa Alta: 15
-Tláhuac: 85
-Tlalpan: 652
-Venustiano Carranza: mil 14
-Xochimilco: 167
Fuente: Diputada Guadalupe Chavira

TAPONES POR TODOS LADOS

Así, el profesor sabe muy bien que la alcaldía Tláhuac está rodeada por tapones de tráfico.

La avenida Tláhuac, dice, se angostó aún más con la entrada del Metrobús y los camiones de RTP que hacen los servicios auxiliares a falta de la línea 12.

“Luego pusieron una ciclovía que es de las más absurdas que han hecho, con tramos donde no hay seguimiento para que vaya el ciclista.

“Claro que debe existir una ciclovía pero si vas a la zona de bancos (en el pueblo de San Francisco Tlaltenco) hay un camellón y ahí se acaba la ciclovía.

“Hay muchos tramos incongruentes, como en Paso Conejo donde se reduce todo a dos carriles”, agrega el profesor.

Para colmo, en el ingreso al centro de Tláhuac por el pueblo de Tlaltenco hay obras para la instalación de un tubo de la red hidráulica y eso le quita otro carril a la vialidad.

LA INSEGURIDAD

El profesor de secundaria acusa que en Tláhuac mucho del transporte público es “pirata”.

Como se pudo constatar en un recorrido proliferan los camiones, microbuses y vagonetas sin placas.

Lo que hacen los operadores de esas unidades es que le sacan copias a tarjetones de otros vehículos, le pegan su propia foto y así prestan el servicio, con un documento “hechizo”.

El maestro Carlos García menciona otro problema que es común denominador en la zona.

Abundan los jóvenes al volante de camiones y microbuses, con música a todo volumen, distraídos, a alta velocidad y hasta ingiriendo bebidas alcohólicas.

En las calles aledañas al Hospital Materno Infantil “vas a encontrar olor a orines y botellas de cahuamas, lo que te dice que ahí los choferes ingieren bebidas alcohólicas”, acusa el maestro.

Nadie les dice nada.

“Se dan valor porque anda un chofer y un ayudante y lo que pasa es que agreden a los pasajeros.

Llegan a cobrar lo que ellos consideran, no lo que está estipulado y eso ha generado agresiones al pasaje”, agrega Carlos García.

No se digan los asaltos a bordo de combis y autobuses. Son parte de la vida aquí.

“En el caso de las combis y los autobuses ellos (los choferes) saben quiénes son los rateros, porque se dan casos donde no tocan al chofer ni a la marimba (donde el conductor acomoda las monedas).

“Pero sí le pasan báscula a todos los pasajeros ¿eso qué te da a entender? Hay ahí un arreglo”, señala el vecino.

Ha pasado que ante los asaltos hay pasajeros que se han hecho justicia por su propia mano y linchan a los delincuentes. Ya ocurrió en colonias como la Nopalera, en la del Mar o el Molino.

LOS MOTOTAXIS

Al caos vial se suman en esta alcaldía los mototaxis. Proliferan.

Empezaron como bicitaxis y ahora las motocicletas se adaptaron para llevar a los vecinos al interior de las colonias.

No deben transitar por avenidas principales, pero lo hacen. Igual se meten en sentido contrario.

Sobre los grupos de mototaxistas recayeron en su momento las sospechas de que el crimen organizado los cooptó, concretamente el Cártel de Tláhuac.

El profesor García sabe que a los mototaxistas se les cobraba derecho de piso y aunque el cártel que dirigía “El Ojos” hoy se encuentra muy disminuido por detenciones y ejecuciones, el cobro de piso sigue para los mototaxistas.

Se les cobra por ir a juntas, por portar un logo en la motocicleta.

UN HIJO CON DISCAPACIDAD

Si transportarse en Tláhuac es un reto, hacerlo con un hijo discapacitado implica un esfuerzo doble.

Eso lo sabe Luz María Jiménez Rojas, vecina de la colonia del Mar.

Su hijo es un adolescente con problemas motrices y salir implica sortear calles sin banquetas o agrietadas, sin rampas, con choferes insensibles y pasajeros muy poco empáticos o hasta agresivos.

De entrada, la señora acusa el errático servicio de la ruta 35 de microbuses y camiones, que presta servicio hacia Pantitlán.

Los fines de semana baja la cantidad de unidades y entonces solo queda tomar taxi para salir a avenida Tláhuac.

“Para tomar el transporte público casi no lo hago si no voy ayudada de alguien más, porque mi hijo tiene poca movilidad y no se agarra luego luego para subirse a un microbús.

“Apenas nos estamos subiendo cuando ya se está arrancando el chofer. Hay algunos que tratan de esperarse un poco, pero la mayoría no”, lamenta la vecina.

La falta de empatía de los otros pasajeros es evidente cuando nadie cede el asiento.

“Yo sí les digo: ´le podría ceder el asiento a mi hijo´, y es como se paran, porque de otra forma se hacen los dormidos o como si no existiéramos”, narra.

Para Luz María Jiménez la falta de servicio en la línea 12 acentuó los problemas para trasladarse con su hijo.

Lamenta que en Tláhuac, a diferencia de otras zonas de la Ciudad, no existe un transporte público que otorgue facilidades de acceso a personas con discapacidad.

“Aquí, por ser rurales, como que nos abandonó el gobierno”, dice.

Así, considera que esta zona le vendría bien un servicio de transporte público pensado también para personas con discapacidad, como un trolebús.

Pero la vecina no considera viable que un trolebús pueda circular por la carretera Tláhuac-Chalco, por tratarse de una avenida de solo dos carriles que además está invadida por vendedores de un mercado.

No hay espacio para ese nuevo medio de transporte, a menos que se quiera mandar la ruta por el Eje 10 Sur, dice Luz María Jiménez.

EL TROLEBÚS

A finales de septiembre, la jefa de Gobierno de la Ciudad Claudia Sheinbaum, anunció que en conjunto con los gobiernos del Estado de México y la Federación, busca desarrollar un proyecto de trolebús que conecte a Tláhuac con Chalco y que incluso pueda llegar a Milpa Alta.

Es un proyecto a licitarse en 2022, para que esa línea del trolebús conecte con la línea 12 del Metro en Tláhuac.

Se trata del primer sistema integrado de trolebuses de carácter metropolitano que también incluye la creación de un trolebús de Chalco a Santa Martha en la línea A del Metro.

En el caso del trolebús que ira a Santa Martha el gobierno del Estado de México ya lanzó una licitación pública, para un corredor de 18.5 kilómetros que circulará sobre el derecho de vía de la carretera México-Puebla.

Para el servicio de conexión Tláhuac-Chalco, la ruta tendría una longitud de 19.6 kilómetros y correría justo por la carretera del mismo nombre, atravesando las lagunas mencionadas por esa vialidad de dos carriles.

La terminal estaría en Chalco, donde se ubicaría el patio de cocheras y talleres.

MUCHO TRABAJO CON VECINOS

Para el profesor Carlos García “sería fabuloso” contar con un trolebús hacia Tláhuac, pero desde su punto de vista el proyecto requiere también mucho trabajo de convencimiento con los vecinos.

Él ya vivió una historia parecida con la línea 12 del Metro, que enfrentó en su momento una gran oposición entre habitantes de pueblos que acusaban la vulneración de sus usos y costumbres.

“Aquí la cuestión es luchar contra las tradiciones y creencias de ciertos núcleos originarios, porque no están de acuerdo con que se meta más transporte”, dice el maestro jubilado.

También recuerda que en Santiago Tulyehualco había una línea de trolebuses. De eso hace como 15 años y todavía queda la catenaria en algunos tramos.

Sin mayores consideraciones aquel servicio de transporte desapareció, pero ahora frente a un escenario de movilidad colapsada, el profesor de secundaria dice que debe imperar más el interés colectivo que el particular.

Convencido de la urgencia de tener otro medio de transporte masivo, Carlos García sostiene: “Si la doctora Sheinbaum quiere echar a andar ese proyecto aquí tendría un soldado al servicio de ella”.

HORAS Y DÍAS PERDIDOS

En horas pico las unidades de la RTP y del Metrobús que sustituyeron al servicio de la línea 12 del Metro no se dan abasto para atender la demanda de pasajeros.

Los autobuses van llenos desde que salen de la terminal y eso se pudo observar en un recorrido por la ruta.

De Mixcoac a Tláhuac, en una tarde-noche de cualquier día entre semana, resulta muy difícil abordar una unidad porque ya no cabe nadie más desde que los autobuses salen del paradero de Mixcoac.

Los pasajeros que esperan en las estaciones intermedias deben dejar pasar varios autobuses para poder abordar.

En la estación Atlalilco los usuarios hacen largas filas en espera de subir a una unidad.

Atlalilco se ha vuelto un punto estratégico porque el lugar se ha convertido en una especie de Cetram.

Aquí llegan los pasajeros que viajaban en la línea 8 del Metro.

Usuarios y usuarios salen de la línea 8 y tienen que caminar alrededor de medio kilómetro sobre las avenidas Ermita y Tláhuac.

Después de sortear calles llenas de puestos ambulantes llegan a las atiborradas filas para abordar el RTP o el Metrobús.

En este punto muchos de quienes van hasta la terminal Tláhuac apuestan por abordar el Metrobús, que desde aquí salen vacíos y brindar servicio exprés.

Pero igual, las filas para subir al Metrobús son larguísimas tanto en Atlalilco como en las estaciones intermedias.

A los tumultos en autobuses y en estaciones se suma el tráfico vehicular.

Un recorrido que antes se realizaba en 45 minutos de Mixcoac a Tláhuac hoy se realiza en casi dos horas.

Hay puntos de cruces viales como el de avenida Tláhuac y Periférico donde los usuarios del transporte público y automovilistas deben armarse de paciencia porque tardarán más de 20 minutos en cruzar el semáforo.

LA BICI COMO ALTERNATIVA

Para muchas personas la opción de movilidad en la zona es la bicicleta.

Durante la tarde es común ver a hombres y mujeres pasar por la avenida Tláhuac cargando mochilas o con alforjas adaptadas a sus bicicletas.

Lo malo aquí es que la avenida Tláhuac no tiene condiciones para el tránsito seguro de ciclistas.

Esa es un arteria llena de tráfico, ahora más con los camiones de RTP y unidades del Metrobús.

Hay puntos de gran saturación de autos y personas, como el cruce con Periférico o con la avenida Taxqueña.

En esos puntos no hay una ciclovía y el único tramo donde existe vialidad ciclista es casi al final de la avenida Tláhuac, a la altura del pueblo de San Francisco Tlaltenco.

Antes de eso, desde Ermita-Iztapalapa hasta el barrio de Zapotitla, el ciclista va por su cuenta, riesgo y pericia.

Pero ya sea en bicicleta, en camión, en mototaxi, en combi o microbús, transitar por la alcaldía de Tláhuac es una actividad de alto riesgo.

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