Los gobiernos de la Ciudad y del Estado de México proyectan imponer restricciones a la circulación vehicular para el transporte de carga que no utilice trampa de partículas contaminantes.
Hoy en el Valle de México circulan 250 mil vehículos de carga al día y son responsables de la emisión de 30 por ciento de la contaminación por partículas PM 2.5.
De esos vehículos solo 5 mil unidades usan trampas de partículas a través de un programa que se denomina Autoregulación de Vehículos a Diésel.
Es un programa voluntario y a través de éste se promueve que los nuevos vehículos a diésel adquiridos por empresas puedan traer trampas de partículas.
EL PLAN
Durante una conferencia de prensa, el director General de Calidad del Aire de la CDMX Sergio Zirath Hernández habló sobre este plan para imponerle restricciones a la flota de carga que circula en el Valle de México.
“Estamos a la espera de que la Norma Oficial Mexicana regule a estas unidades y en su momento obligue a los vehículos de diésel que se venden en México traigan trampas de partículas.
“Pero mientras eso ocurre tenemos planes locales el Estado de México y la CDMX para que los vehículos que circulan aquí tengan trampas de partículas, de lo contrario estarán sujetos a restricciones a la circulación vehicular”, reveló.
RESULTADOS
Durante la conferencia en la que se repasaron los contenidos del Índice Aire Salud en vigor desde 2020, Zirath destacó los beneficios de utilizar trampas de partículas.
Explicó que una trampa de partículas es el sistema de control más avanzado que se utiliza en el mundo para reducir la emisión de partículas que generan vehículos a diésel.
Subrayó que un camión a diesel sin ese sistema puede generar 4 millones de nano partículas por centímetro cúbico.
En comparación, una unidad con ese sistema no rebasa ni las 50 mil nano partículas.
EFECTOS
En la conferencia, el doctor Horacio Riojas, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, enumeró los efectos que puede generar la exposición aguda a contaminantes como las partículas generadas por el transporte de carga.
Entre esos efectos está la disminución de la capacidad pulmonar, retrasos en la respuesta inmunológica, así como la predisposición a infecciones agudas como gripe o Covid-19.
También se asocia con el incremento de malestares como dolor de cabeza, irritación de ojos y garganta y tos.
Agudiza enfermedades previas como el asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, así como enfermedades cardiovasculares y cerebrales.
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