El periodismo, el derecho y la democracia son conceptos desarrollados desde las ciudades antiguas.
Hoy tienen algunos aspectos en común.
El principal es que están bajo amenaza.
En segundo lugar encontramos que son fundamentales para el desarrollo y estructura del Estado.
Y por último son determinantes para el futuro que queramos de nuestra sociedad.
Para ello, primero hay que ofrecer definiciones de cada uno de ellos.
En el caso del periodismo y el derecho tienen la similitud de ser profesiones milenarias.
Sobre el periodismo hay diversas definiciones que van desde que es el oficio más bello del mundo, como lo decía Gabriel García Márquez hasta otras de mayor carácter académico en cuanto a que el periodismo es una profesión que se encarga de recabar información, verificarla y difundirla en todos los canales posibles.
Al ser profesión cuenta con varios desafíos y uno de ellos es el avance frenético de la tecnología y de ello no escapa el derecho.
En el caso del derecho su definición se orienta desde el derecho Romano con los preceptos de Ulpiano sobre “vivir honestamente, no dañar al otro y dar a cada uno lo suyo”.
Aristóteles lo vinculó a la justicia porque están relacionados íntimamente, ya que el derecho busca la justicia, pero Aristóteles lo acompañó de una carga moral sobre la obligación del hombre a practicar cosas justas.
Y hay más definiciones contemporáneas sobre todo a partir de la época de los derechos humanos.
En cuanto a la democracia encontramos que su origen está en Grecia cuando Clístenes crea los demos en el siglo 4 y 5 AC, que era una asamblea general de los 500 donde se deliberaba el sistema político.
Pero es en el siglo XIX y XX donde cobra fuerza la democracia como sistema político de gobierno y se define como “el gobierno del pueblo”.
En nuestra época hay tres aspectos relevantes que apunta el doctor en Derecho de la UNAM, Emilio Rabasa Gamboa.
“En lo político se marca por el fin de la guerra fría. En lo económico por el shock petrolero y en lo social por los movimientos de base en América Latina y Europa”, afirma Rabasa Gamboa.
Democracia en México
En lo que se refiere a México tenemos como padre de la democracia a Francisco I. Madero, pero es hasta 1968 donde empezó la ola democratizadora con varios avances.
Por ejemplo permitir el voto de las mujeres en los 50, en los 60 Adolfo López Mateos hace una reforma para permitir la representación de partidos y luego se reduce la edad para votar de los 21 a los 18 años.
Y desde 1977 hasta 1996 se hicieron varias reformas políticas al sistema para permitir la alternancia en la Presidencia.
No obstante, toda esa época quedó enmarcada en el viejo régimen, que Giovanni Sartori lo definió como el sistema político de partido hegemónico.
Aunque hubo grandes avances como una mayor libertad de expresión, la creación de órganos constitucionales autónomos como el INE, la CNDH, hoy nos encontramos en un punto toral para la definición de nuestro futuro.
Es en este momento de cambios políticos y geopolíticos donde nos debemos detener a reflexionar sobre periodismo, derecho y democracia porque están vinculados íntimamente y en buena parte de ellos va a depender la evolución de nuestra sociedad o su involución.
La fatiga democrática
El jurista y filósofo austriaco Hans Kelsen ya advertía en la Teoría General del Estado de debilidades de la democracia al hablar del mito de la representación. Esa falta de un vínculo jurídico entre el elector y el representado.
También Benjamín Constant señaló esta crisis de la democracia representativa, en su obra sobre la libertad de los antiguos y los modernos.
Y los politólogos han venido advirtiendo sobre la fatiga democrática y el riesgo de su desmantelamiento por el populismo.
En este punto vale la pena reflexionar sobre periodismo, derecho y democracia.
Porfirio Muñoz Ledo al construir la Constitución de la CDMX, que es el pacto social más reciente en México, afirmó que estamos en el momento de que “o la bebemos o la derramamos”.
Y para ello es muy importante que podamos revisar algunos antecedentes sobre lo que algunos definen como democracia popular y otros de manera despectiva lo definen como populismo y ahí hay que referirnos a lo que se vivió en la China en el periodo de Mao Zedung con su revolución cultural donde hay varios aspectos que enmarcan lo que se está viviendo en varios países de América Latina y los riesgos de cuando no hay periodismo, no hay derecho y por supuesto donde no hay democracia.
La revolución “cultural”
Revisando episodios que se dieron justo en la década de los cincuentas del siglo pasado observamos que en un régimen autoritario lo primero que se privan son las libertades como la libertad de expresión, que es el fundamento jurídico del periodismo y se hace una sustitución por la propaganda.
En su momento, Mao lo que hizo fue promover la campaña de las 100 flores que tenía en principio una buena idea de describir a los malos políticos, pero después eso se convirtió en una campaña de propaganda feroz en contra de los anti derechistas y eso por supuesto que según los antecedentes históricos dio paso a que miles de intelectuales, periodistas, jueces fueran purgados o ejecutados y vinieron otras campañas y propaganda que permitieron que se pudiera consolidar un modelo donde se desmantela la democracia y pierden estos equilibrios y libertades lo cual se ha venido retomando en los gobiernos populistas que ponderan estos ataques al periodismo porque los consideran un ataque a sus políticas de gobierno.
En ello juega un papel trascendental la propaganda desde los sistemas de educación y como eje del gobierno donde se falsean los datos y se simula una realidad que no es acorde a lo que viven los ciudadanos.
Y por eso están importante tener en cuenta la valía de un sistema democrático.
Periodismo SÍ
Ante ello, ¿Qué lugar le tenemos que dar al periodismo dentro de una democracia?
¿Con qué herramientas lograr la defensa del estado de derecho?
Si no prevalece el estado de derecho y el respeto al orden constitucional estamos ante el grave riesgo de que se instale un modelo político autoritario. México ya lo vivió 70 años.
En un pasaje de Macbeth de Shakespeare, una obra que halago la tara real, al hacer médula de su drama el poder demoníaco de las brujas, que opera sobre el instinto ambicioso del hombre, recuerda las últimas palabras de las brujas: “lo hermoso es horrendo y lo horrendo es hermoso”.
En tiempos horrendos para la vida pública es un deber ciudadano hacer que prevalezca lo hermoso y con determinación decir: propaganda NO, periodismo SÍ.
Populismo NO, Democracia SÍ para sostener el avance de nuestra civilización en el nuevo mundo.
Imprimir artículo