Sputnik V, tovarich

Ciudad de México.- Desde que inició la pandemia, un poco por instinto y otro tanto por entrenamiento periodístico, decidí que lo adecuado era utilizar cómo brújula a las organizaciones internacionales y a los científicos. Ellos sabrían qué hacer ante la monstruosidad que se nos venía encima.

Para lo primero me he guiado por lo que señala, advierte y propone la OMS y para lo segundo con las publicaciones, reflexiones y anuncios de la comunidad científica.

Quizá por ello entendí que con el distanciamiento social y la utilización del cubrebocas es como lograríamos reducir, entre todos, los efectos del Covid-19 y en particular su expansión.

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Lo otro que tuve claro, es que solo con la llegada de una vacuna es como se podría establecer una salida a la crisis. En un año ocurrió uno de los prodigios más grandes de la historia científica: no tenemos una, sino varias vacunas y que además ya se están aplicando.

Esto resultó así porque laboratorios farmacéuticos y centros de estudio, sobre todo en las economías más poderosas, invirtieron en ciencia y desde hace al menos una década en lo que respecta a los Coronavirus. Es una gran lección que los gobiernos y la sociedad deben aquilatar en su justa dimensión.

Me tocó, junto con mi esposa, la vacuna Sputnik V. Polémica y muchas veces en entredicho, más por razones de geopolítica que por hechos concretos, la vacuna rusa ha sido un alivio para la alta demanda de dosis y para las metas de inmunización que se requieren para que pase, de algún modo, la tormenta.

Escribí algunos textos sobre esta vacuna, preocupado por la velocidad de su fabricación y por la ausencia de autorizaciones. Todo esto se solucionó paso a paso.

Desde que esto inició, la periodista Maryn McKenna señaló que la pandemia del Covid-19 está destinada a ser la cobertura periodística más importante de nuestras vidas. En efecto, pocos sucesos con un impacto tan profundo, y este es el más relevante desde la Segunda Guerra Mundial.

Esto sigue y estamos lejos de la meta, pero al menos ya se vislumbra una luz al final del túnel. El Covid-19 quizá esté siempre entre nosotros, pero ya contamos con mejores herramientas para hacerle frente.

Los próximos meses y acaso años, para nada serán sencillos, porque la falta de equidad en la distribución de las vacunas puede dar al traste con los objetivos de lograr la inmunización.

Por mi parte, nunca terminará el agradecimiento para quienes dedican su vida a la ciencia, a logar un conocimiento que sirve y hacen con ello la diferencia.

Supongo que en la comunidad científica, porque es un esfuerzo del conocimiento humano en toda su extensión, saben lo que hicieron, pero es importante que sepan que también nosotros, los que en diversos puntos del planeta acudimos a una cita que hasta hace meses parecía muy lejana lo tenemos muy claro. Y sí, nos tocó la Sputnik V y brindamos por ello ¡Tovarich!

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