Reforma Política del DF, ya merito, ya merito

Ciudad de México.- Redacto este texto mientras en el tablero de votaciones instalado en el Pleno de la Cámara de Diputados se configura la mayoría calificada que aprobará la reforma política del Distrito Federal.

El presidente de la Mesa Directiva, Jesús Zambrano, festeja en su discurso que los integrantes de esta LXIII Legislatura estén aprobando reformas tan importantes, y los más de 300 diputados que han votado a favor aplauden.

Por fin, parece que la tan esperada reforma política para la capital del país se cristaliza, después de lustros de haberse intentando, pero…

De última hora se introducen tres cambios al dictamen que modificaron la minuta proveniente del Senado de la República, uno al artículo 41 constitucional, para definir el financiamiento de los partidos políticos con base en la Unidad de Medida y Actualización, y no de acuerdo al salario mínimo vigente, como lo habían plasmado en la Cámara alta.

Además, se colocó un candado para candidatos independientes que quieran integrar la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, y este es que no militen en partidos políticos a marzo de 2016, no a febrero.

La minuta de los senadores señalaba que la convocatoria para elegir diputados constituyentes debería lanzarse en diciembre de 2015, es decir ya, pero el plazo cambio y será dentro de los 15 días siguientes a la publicación del decreto de reforma constitucional.

Por estos tres cambios al dictamen que se hicieron en San Lázaro, la reforma política del Distrito Federal tendrá que regresar al Senado de la República, de donde salió como minuta el pasado 28 de abril para que los diputados federales, en su calidad de Cámara revisora, la avalaran.

El problema es que el periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión concluye el próximo martes 15 de diciembre y a menos que los senadores avalen estas tres modificaciones en fast track, la reforma política del DF tendrá que esperar…otra vez.

Así ha sido la ruta y la historia de tan llevada y traída reforma, secuestrada por la pasmosa burocracia que envuelve a nuestro Poder Legislativo y que, en los hechos, esconde una limitada voluntad de nuestra clase política para apoyar la modificación constitucional.

Porque si dentro de los partidos políticos hubiera voluntad de sacar adelante el tema, lo agendarían para las primeras semanas de cada periodo ordinario de sesiones, pero siempre ha sido así, como ocurrió hoy, incorporada en los últimos días de sesión del periodo ordinario respectivo, con el tiempo encima.

Así ocurrió en el Senado de la República en abril pasado y así pasó este 9 de diciembre en la Cámara de Diputados.

Pero además hay otra aduana que debe pasar esta reforma para que pueda promulgarse y entrar en vigor. Supongamos que los senadores se dan prisa y antes del martes 15 diciembre avalan los tres cambios hechos por los diputados.

Entonces el decreto de reforma a la Carta Magna debe recorrer el camino del Constituyente General, es decir que por lo menos 17 congresos de las entidades federativas deben avalar el documento. Si esta condición no se cumple, la reforma política no verá la luz.

Los tiempos no cuadran, pues en el mismo texto de reforma se plantea que en junio de 2016 se realicen elecciones, para que los capitalinos designemos a la Asamblea Constituyente que se encargará de redactar la nueva Constitución de la Ciudad de México.

El negrito en el arroz de esta reforma son los tiempos tan apretados en los que se aprueba la misma, porque pareciera que se hace a regañadientes, sin ánimo de que se concrete y que, como ha ocurrido en muchas otras ocasiones, el texto se vaya al archivo muerto.

@negritoenelarroz

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