¿Las izquierdas como alternativa de gobierno?

Ciudad de México.- México nunca ha sido gobernado por la izquierda. Esto, a pesar de la ola democratizadora que permitió que en diferentes países de la región latinoamericana, la izquierda en sus diferentes versiones, llegara al poder.

Se puede afirmar que nuestro proceso de transición hacia una democracia de calidad se caracteriza por la presencia de una anomalía política, representada por una izquierda que nunca ha ejercido el poder presidencial.

La alternancia que vivimos ha permitido de todo, desde gobiernos de derecha hasta restauraciones de la vieja hegemonía política. Sin embargo y a pesar de su creciente presencia en distintas regiones del país, la izquierda mexicana no ha logrado incidir en el electorado para la conformación de un gobierno nacional.

Los eventos realizados este fin de semana tanto por el PRD como por Morena muestran el enraizamiento social de una izquierda que puede competir efectivamente por el poder, pero que se encuentra políticamente fragmentada, extraviada en el horizonte de la modernidad y lo más grave, sin ideas.

Debemos insistir en que no existe política y ciertamente, no puede existir un proyecto democrático sin ideas. Como no ocurría desde hace tiempo, los ciudadanos observan con interés el realineamiento político en el mapa electoral hacia la sucesión presidencial del 2018. Las inminentes elecciones en el Estado de México, Coahuila, Veracruz y Nayarit son el preámbulo de lo que viene.

Las izquierdas pueden convertirse en mayoría y gobernar. Para ello se requiere de voluntad política y responder a las interrogantes: ¿sería necesario desarrollar a su interior condiciones de hegemonía de alguna de las fuerzas actuales? Y de ser así, ¿cuál debería prevalecer? O por el contrario, ¿es posible una condición de equilibrio entre las distintas fuerzas de izquierda? ¿Pero en qué términos podría desarrollarse? ¿Es preferible una coalición entre agrupamientos diferenciados o un partido unitario? Qué debe ser determinante: ¿las relaciones de fuerza numérica o la supremacía de una cultura política con raíces históricas?

Además, existen izquierdas sociales y difusas, con un gran potencial aunque no organizado. Entre importantes sectores de la ciudadanía se manifiesta la convicción de que ninguna de sus actuales expresiones organizativas los representa. ¿Cómo convencerlos de que es posible una izquierda democrática, laica, pluralista, anti-dogmática y comprometida firmemente contra todas las prácticas de corrupción e impunidad? Las izquierdas sólo podrán legitimarse como alternativa de gobierno hasta que expresen con claridad y coherencia los fundamentos de una política democrática, tolerante, incluyente y con proyecto de futuro para todos los grupos sociales.

Ha terminado la hora de las izquierdas pragmáticas sólo orientadas a conquistar posiciones de poder. Ellas deben reconstruir sus valores y principios originarios, representados principal, aunque no exclusivamente, por la lucha contra las injusticias y la afectación a las libertades ciudadanas. En síntesis, requerimos de izquierdas que demuestren un radical compromiso democrático. No pueden y no deben asumir las formas de la política realmente existente, tampoco conformarse con lo que se ha logrado. No pueden mostrar pasividad frente a su actual declive en partidocracia y deben abandonar su pobreza cultural. Para constituirse en alternativa, deben representar el programa de los derechos ciudadanos.

Twitter: @isidrohcisneros

Página electrónica: agitadoresdeideas.com

Imprimir artículo Síguenos en Google News

Post más visitados en los últimos 7 días