La mentira que profundizó la pandemia

Ciudad de México.- Hace un año, la Secretaria de Salud difundió una pequeña infografía, que inclusive se publicó como publicidad en algunos diarios, en la que señalaba que el Covid-19 no representaba una emergencia, que la enfermedad no era grave, que no había que cancelar eventos y que solo se tenían que seguir las medidas de prevención pero continuando con las actividades normales.

Mintieron. ¿Fue por ignorancia, mala fe o cálculo político? Creo que es una mezcla de todo eso.

Veamos. Para marzo de 2020 ya se tenía información suficiente para saber que el riesgo de una pandemia era muy alto y que por el nivel de contagio del virus se podían comprometer los sistemas de salud.

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Recordemos. El 20 de enero de ese año, Wuhan, la ciudad china donde inició todo, anunció el cierre de aeropuertos y de ferrocarril, para personas que salían del lugar. El conteo de muertos era de 17.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba trabajando en la zona y recabando información y el 30 de enero, expertos de esa organización,  declararon que nos enfrentábamos a una emergencia de preocupación internacional.

A partir de ese momento, el conteo de contagios no hizo sino aumentar y empezó a expandirse por el mundo entero.

El 11 de marzo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el máximo responsable de la OMS, afirmó que la enfermedad del Covid-19 podía caracterizarse como una pandemia.

Para México los primeros meses del año debieron ser de prevención y de atención a lo que ocurriría posteriormente. No fue así y estamos a unos días de alcanzar la cifra, con la subestimación admitida por las autoridades, de 200 mil fallecimientos debido al Covid-19.

¿Por qué las autoridades mexicanas actuaron así? Siempre creyeron, fuera de la lógica científica, que el problema se solucionaría por sí mismo y que no causaría grandes estragos. Hugo López Gatell, el encargado de enfrentar la situación señaló que la cifra más catastrófica sería la de 60 muertes relacionadas con el virus.

No querían tomar medidas como lo había hecho China y como lo iban haciendo otras naciones, por el alto costo económico y político que ello podía tener.

Las dudas hicieron que las decisiones se tomaran tarde y mal. Se cerraron las actividades económicas, para reducir la movilidad, pero no se apoyó a las empresas ni a las personas. Cada quien enfrentó la situación como pudo.

En el gobierno decidieron que la clave para enfrentar el problema consistía en evitar la saturación de los hospitales, para evitar escenas dramáticas como las vividas en otras naciones. Si bien lo lograron en una primera etapa, el costo fue altísimo porque hoy sabemos que las personas morían en sus casas.

Para finales del año, cuando el país se pintó de semáforo rojo, los hospitales se saturaron. Así continuamos, aunque con variaciones de la ocupación hospitalaria, pero con un aumento permanente del número de muertos.

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