Israel: ¿Un estado apartheid?

Ciudad de México.- Este 19 de julio el Parlamento Israelí aprobó con una pequeña mayoría de 62 votos contra 55, una ley de rango constitucional que establece en términos perentorios la nueva naturaleza del Estado hebreo, el cual en su estructura oficial y jurídica cambia profundamente.     

No es más un Estado que unifica democracia y hebraicidad, como era el sueño del sionismo, sino que es definido como un Estado-nacional hebreo, es decir, como un Estado únicamente para el pueblo judío en el cual los otros grupos árabes y de manera especial el pueblo palestino, que sin importar su número y si son musulmanes o cristianos, quedan excluidos y neutralizados en su dimensión política.

Con la nueva ley estos importantes grupos son cancelados en su existencia real, y no participarán de eso que en cualquier democracia se denomina autodeterminación, la cual a partir de ahora queda reservada solamente al pueblo hebreo, el nuevo y único soberano.

Se crea así un sistema de separación racial que da vida a un tipo de Estado-apartheid de marginación, exclusión y segregación, privando de derechos a otros pueblos que habitan desde hace siglos en ese territorio en disputa.

El escritor húngaro Theodor Herzl, considerado el fundador del sionismo moderno, en su obra El Estado Judío, propone como única solución al antisemitismo religioso y racista que caracterizó a Europa en diferentes momentos históricos, la creación de un Estado independiente y soberano para todos los judíos esparcidos por el mundo.

En ese texto, que es más un manifiesto que una obra doctrinal, propuso una estrategia para el desarrollo del nacionalismo judío con el objetivo de garantizar la creación de un Estado propio. A partir de este momento, el sionismo se presentó como el “movimiento de liberación nacional del pueblo judío”, al sostener que éste, al igual que cualquier otro pueblo, tiene derecho a una patria. Con la afirmación de que muchos hebreos no se sienten una minoría religiosa sino una nación, el sionismo ha venido considerando que los problemas del pueblo judío solamente podrían ser resueltos con la autonomía respecto a otros países.

El sionismo encarna el antiguo mito mesiánico del retorno a Tierra Santa con un programa de acción política.

El Mesías no sería una persona, sino un esfuerzo para organizarse y abandonar la tierra del exilio. Theodor Herzl es el principal símbolo del sionismo y es considerado el padre del Estado de Israel.

Su imagen está presente en las dependencias oficiales y su memoria se mantiene viva. De esta manera, Israel que originalmente fue una idea audaz desde su creación en 1948, hoy es una realidad a setenta años de su establecimiento.

Al interior del sionismo existen distintas posiciones que postulan el fortalecimiento de la conciencia judía y la defensa del Estado. Existe un sionismo ortodoxo y fundamentalista que ve en la creación de Israel el inicio del tiempo mesiánico con el que se interpretan acontecimientos, por ejemplo, la Guerra de los Seis Días, como señales que lo confirman.

Tal modalidad de sionismo representa un fundamentalismo político y religioso que se encuentra en la base del actual régimen israelí que impulsa una peculiar democracia étnica que pretende expandirse a través de la anexión de nuevos territorios ocupados.

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@isidrohcisneros

 

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