Frontera norte

A la memoria de Martha Pérez Bejarano, mexicana excepcional

Ciudad de México.- El gigantesco lindero con los Estados Unidos está en remodelación. Una revisión de su historia y contradicciones da pistas sobre la urgencia de tener un nuevo proyecto de país.

Nos acostumbramos a las fronteras abiertas. Durante siglos era facilísimo cruzar de un país a otro. La metamorfosis empezó en la década de los años noventa del siglo XX. En Washington demócratas y republicanos decidieron recuperar el control de sus fronteras. Simultáneamente, se constituyó una gran coalición binacional para firmar un Tratado de Libre Comercio que modificó de raíz la tesis oficial sobre el papel de los Estados Unidos; la vecindad dejó de ser una amenaza para convertirse en oportunidad. Con el nuevo gobierno estadounidense se revisarán comercio y frontera.

Hay envolturas que reflejan las esencias. Hace unos días el corresponsal de Reforma en Washington, José Díaz Briseño, detalló los requerimientos puestos por Washington a las empresas que quieran hacer propuestas arquitectónicas. El muro que se verá desde México debe imponer respeto, ser “imposible de escalar” y tener una dureza capaz de resistir “ataques o intentos de demolición al menos por una hora”. Visto desde el otro lado, el muro debe tener una apariencia “estética” que nutra la creencia del conservadurismo estadounidense de ser un pueblo excepcional.

 

La muralla se completa con un incremento de 25 por ciento en el número de vigilantes. El gobierno de Trump asignará fondos para contratar en los próximos años a 15 mil agentes adicionales para la Patrulla Fronteriza y de inmigración. De mantenerse las proporciones actuales, 86 por ciento de los efectivos de estas corporaciones estarán desplegados en la frontera común, 10 en los linderos con Canadá y el resto en las costas.

A Washington no le importa la basura que nos avienta. El producto más nocivo: las armas. En 2014, el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives, ATF) sólo tenía desplegados a 423 agentes para vigilar toda la frontera, 8.3 por ciento de sus 5 cinco mil empleados (cifra aproximada). Este año, por cierto, la ATF no tendrá aumentos. Un informe de 2009 de la Oficina General de Contraloría (Government Accountability Office, GAO) pone en blanco y negro la realidad: la “inspección de los vehículos y personas que se dirigen al sur [hacia México] no son prioridad del gobierno de Estados Unidos”.

El documental Clandestino (2016) del español David Beriain relata en tres capítulos la vida al interior del Cartel de Sinaloa. Uno de los segmentos está dedicado al mensajero que lleva unos kilos de cocaína y heroína cuidadosamente escondidos en un vehículo. Pasa la frontera y antes de regresar a México avienta un arsenal en la cajuela; sólo lo cubre con un trapo. El narrador resalta el contraste entre la dificultad de llevar productos ilegales a los Estados Unidos y la facilidad de traerlos a México. Eso mismo encontraron en 2009 los investigadores de la GAO citados anteriormente: a la aduana mexicana no le interesa la búsqueda de “armas ilícitas”.

 

En verdad es notable la falta de interés del gobierno mexicano por lo que pasa en la frontera. Es ridículo que la Administración General de Aduanas tenga sólo tres mil 267 agentes para un país con 15,423 kilómetros de fronteras marítimas y terrestres. Si a eso añadimos la histórica corrupción aduanera (recordada por Reforma hace unos días) se entiende que la presencia oficial sea testimonial y etérea, como si fuera de algodón.

 

Es una indiferencia irresponsable si se recuerda que tenemos diez años de guerra y que debería ser prioritario obstruir las arterias por donde recibe su armamento el crimen organizado. Es la confirmación de que la mayor parte de nuestra élite renunció a la defensa de la soberanía. Es un régimen exhausto y ausente, dispuesto a aceptar con resignación lo que dicten en Washington.

 

Es una situación insostenible en el mediano plazo. Cuando se rediseñe el nuevo proyecto de país, un requisito indispensable será recuperar el control de las fronteras. En la que da a los Estados Unidos ¿cómo deberá ser la muralla capaz de frenar ese contrabando de armas que prolonga la violencia y eleva el costo en sufrimiento y vidas en México?

 

Twitter: @sergioaguayo

Colaboró Maura Roldán Álvarez

Imprimir artículo Síguenos en Google News

Post más visitados en los últimos 7 días