#Crónica Derechos de primera generación, en medio de un debate empañado

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Ciudad de México.- La columna vertebral del proyecto de Constitución de la Ciudad de México son los derechos humanos y libertades que ahí quedarán consagrados, los de primera generación como les llaman políticos y activistas, pero ayer sábado en la noche la Comisión Carta de Derechos de la Asamblea Constituyente, encargada de elaborar el dictamen sobre ese capítulo, inició sus trabajos en medio de cuestionamientos y acusaciones de los propios legisladores sobre la opacidad en torno a la construcción de ese documento.

El reclamo obedecía a que en las horas y días previos hubo reuniones a puerta cerrada, de un grupo de legisladores de esa Comisión, encabezados en algunos casos por sus coordinadores parlamentarios y en las que se negociaron los cambios que se aprobarían al proyecto de dictamen, sin que estas se socializaran y se sometieran al visto bueno del resto de constituyentes que integran la Comisión Carta de Derechos.

La intención de ese grupo alterno, que para los inconformes operó en “lo oscurito”, era construir consensos respecto a un predictamen que se difundió desde el pasado miércoles y que generó el rechazo de diputados y de grupos sociales que presentaron propuestas de contenido al proyecto de Constitución, las cuales no quedaron plasmadas en el proyecto de dictamen.

El enojo también fue consecuencia de que más de la mitad de los constituyentes de esa Comisión fueron excluidos de la toma de decisiones, y de que el predictamen eliminaba o descafeinaba algunos derechos que sí venían en la iniciativa original del Jefe de Gobierno, como la despenalización del consumo de marihuana, los matrimonios igualitarios o la protección a los animales.

En esas reuniones privadas se trató también de destrabar diferencias sustanciales en temas sobre los que prevalecían posiciones irreductibles, como el de la posibilidad de que el gobierno de la ciudad brinde educación básica, así como que las autoridades locales regulen la relación laboral entre patrones y empleados. Actualmente ambos rubros son facultad exclusiva de las autoridades federales.

A las 21:12 horas de ayer sábado inició la esperada sesión de la Comisión Carta de Derechos, con la llegada de legisladores de Morena que forman parte de ella. Faltaban sólo cuatro diputados para contar con el quórum legal y el arribo de esos constituyentes lo permitió. Nueve horas después, a las 6:00 am de este domingo, se decretaría un receso, cuando los legisladores sólo habían logrado avanzar en la discusión y votación de cuatro artículos, de un total de 13 ordinarios y seis transitorios que les toca analizar.

Al arranque de la reunión, la legisladora de Movimiento Ciudadano, Esthela Damián, tomaba la palabra para pedir que se permitiera el ingreso de un grupo de manifestantes, quienes afuera del Palacio de Minería protestaban en contra del maltrato a los animales y exigían que en la futura Constitución de la Ciudad queden prohibidos los espectáculos en donde se permita la crueldad y el maltrato en contra de los animales, como las corridas de toros. Marcela Lagarde le dijo que una comisión de esos inconformes podría ingresar a un salón ya de por sí atiborrado.

Con todo y que una representación de los manifestantes ingresó, el resto permaneció afuera del Palacio de Minería; con una batucada y un equipo de sonido, los que se quedaron en la calle permanecieron de fiesta toda la noche, justo bajo el ventanal del salón donde sesionaba la Comisión Carta de Derechos.

Después de enfrentar problemas técnicos, porque el equipo de sonido no funcionaba adecuadamente, inició la discusión en lo general con la intervención de Marcela Lagarde, presidenta de la Comisión. Lo que hizo fue dar una suerte de informe legislativo, en el que recordó que de las 978 propuestas ciudadanas que llegaron a la Asamblea Constituyente, 586 se turnaron a la Comisión Carta de Derechos.

Además, de las 544 iniciativas de reforma y adición presentadas por diputados de todos los partidos, 246 quedaron a cargo de este grupo legislativo.

Pero después de Lagarde volvería a hablar Esthela Damián y lo hizo con mayor enjundia que la primera vez. Dijo que sólo tres de los 13 artículos se discutieron y consensaron entre los integrantes de la Comisión, pero la redacción de los otros 10 no y se preguntó quién los escribió o en qué reunión se hizo.

“No se puede decir que el resto de los artículos que tuvimos nosotros participamos en la redacción de ellos, porque eso es una mentira y lo podemos comprobar con la versión estenográfica de las sesiones de la Comisión. Además, la semana anterior reclamé que esta Comisión delegara en la Mesa Directiva la redacción de un proyecto de dictamen”, acusó.

Dijo al resto de sus compañeros que debería provocarles vergüenza crear mesas de negociación para acordar las reservas que sí procederían; lamentó que los compromisos suscritos con grupos sociales, de impulsar sus temas, se irían al bote de la basura. Muchos de los que estaban presentes le aplaudieron, todos ellos integrantes de organizaciones civiles.

Marcela Lagarde acusaba un intento de reventar la reunión de la Comisión y decía que Esthela Damián había participado en esas reuniones a puerta cerrada que ahora criticaba. Argumentaba que ese tipo de encuentros son legítimos cuando lo que en ellos se busca es lograr consensos. “Me parece verdaderamente escandaloso que se venga aquí a despotricar sobre procesos en los que se ha participado también”, replicó la presidenta de la Comisión Carta de Derechos.

Damián no se quedó callada. “Yo no participó en reuniones a oscuritas, participo en debates públicos, abiertos, en parlamentos de este tipo”, dijo la de Movimiento Ciudadano.

Lol Kin Castañeda, del PRD, decía que nunca fue convocada a las reuniones privadas para armar consensos, a pesar de que ella tiene experiencia probada en la defensa de derechos humanos y un compromiso adquirido con diversas organizaciones para defender sus propuestas. Lamentó los términos y la forma en la que se llegó a esa sesión.

Señales del acuerdo

Por supuesto que nadie aceptó abiertamente que hubiera un acuerdo como el que señalaba Esthela Damián, para acordar qué reservas al predictamen pasarían y cuáles no, pero los discursos que vendrían, los que se pronunciaron durante la discusión en lo general e incluso las mismas reservas que se presentaron, contradecían los dichos de los políticos.

Primero fue Roberto López, del PRD, quien pedía al resto de legisladores apegarse a las reservas que presentaría la junta directiva de la Comisión, por ser resultado de un amplio consenso.

Lo mismo diría inmediatamente después Yolanda de la Torre, del PRI, quien pidió iniciar con la discusión y aprobación de las reservas de la junta directiva de la Comisión, por estar respaldada por consensos y opiniones favorables de diversos legisladores, y luego pasar al análisis de las reservas que hicieron en lo particular los legisladores. “Una vez aprobado en lo general, podemos irnos a las reservas, iniciemos con las de la junta directiva, porque estoy segura que muchos legisladores se van a encontrar sorpresas agradables que van mucho más allá de lo que está en la propuesta de dictamen, porque pudimos avanzar en cosas interesantes”, decía la priista.

Tratando de matizar lo que se había dicho antes, el constituyente del PAN Carlos Gelista, dijo que lo procedente era registrar todas las reservas existentes, para que todos los diputados tuvieran la posibilidad de presentarlas. Dijo que el desahogo de las reservas de la junta directa a las que hacía referencia Roberto López, se llevaría a cabo en el momento procesal oportuno.

Era fácil identificar cuáles reservas provenían de la junta directiva de la Comisión o, lo que es lo mismo, de las reuniones a puerta cerrada, porque estaban suscritas por los diputados Marcela Lagarde, Carlos Gelista, Margarita Valdés, Olga Sánchez Cordero y Yolanda de la Torre. Si las reservas venían acompañadas de esos nombres, invariablemente se aprobaban.

Los posicionamientos a favor y en contra, durante la discusión en lo general, también darían luz sobre quienes habían estado en las reuniones a puerta cerrada. En apoyo del predictamen se pronunciaron Marcela Lagarde, del PRD; Fabrizio Mejía, de Morena; Yolanda de la Torre y Beatriz Pagés, del PRI, así como Carlos Gelista, del PAN. En contra hablaron Esthela Damián, Hugo Erick Flores, de Encuentro Social; Isidro Cisneros, del PRD, y Lizbeht Hernández, del PRI.

Un plazo al que nadie le importó

A finales de noviembre, el Pleno de la Asamblea Constituyente otorgó a sus ocho comisiones legislativas un plazo adicional de diez días para que lograran aprobar sus respectivos dictámenes, el cual vencía este sábado 10 de diciembre, pero la fecha se cumplió y a nadie de los legisladores de la Comisión Carta de Derechos pareció importarle.

Cuando dio la medianoche, los constituyentes apenas habían logrado aprobar en lo general el proyecto de dictamen, con 18 votos a favor, uno en contra y una abstención.

Por delante y a lo largo de la madrugada, tenían el debate de 150 reservas que se presentaron a todos los artículos del predictamen.

Roberto López, del PRD, les dijo que después de una consulta con el presidente de la Mesa Directiva de esta Asamblea, Alejandro Encinas, era posible hacer uso de la socorrida práctica parlamentaria de detener el reloj legislativo, para que mágicamente dentro del salón donde sesionaban siguiera siendo sábado y poder cumplir así con el plazo establecido en el reglamento.

Nadie lo secundó en esa idea y todos dejaron que el espacio-tiempo no se distorsionara, así que en estas instalaciones del Palacio de Minería el horario se armonizó al del día domingo.

En el ánimo de los diputados predominó la idea de que la Mesa Directiva les otorgó de facto más plazo para dictaminar, luego de que el sábado por la tarde Alejandro Encinas circuló un oficio en el que informaba que se habilitaría una guardia en su oficina, abierta hasta las 17:00 horas de hoy, para recibir los dictámenes que faltaban.

Ese ánimo generado por el oficio de Encinas también permeó entre los integrantes de la Comisión de Pueblos, en donde tampoco lograron terminar a tiempo el trabajo de dictaminación, aunque quizás lo hubieran logrado de haber llegado puntuales a la cita que tenían. En esa comisión estaban convocados a las 10:00 horas del sábado, pero lograron el quórum hasta las 14:00 horas.

Eran las 4:00 horas de este domingo cuando los diputados de la Comisión de Pueblos decidieron declarar un receso y reanudar a las 10:00 horas, para concluir con los tres numerales del artículo 65 que les quedaron pendientes, sabedores que tenían una ampliación del horario, decretado vía oficio del presidente de la Mesa Directiva.

En Carta de Derechos vuelven a reunirse a las 12:00 horas, por acuerdo de todos sus integrantes, después de que la presidenta de la Comisión, Marcela Lagarde, les preguntó a todos qué tan cansados estaban. Después de todo ya no habían logrado cumplir con el plazo del 10 de diciembre para entregar el dictamen, pero sabedores de que nada pasará por haber incumplido en los tiempos.

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